A Serena la habían engañado con la absurda mentira de las almas gemelas y el destino.
Demasiado ingenua para no caer ante esos hermosos ojos, demasiado torpe para mantener su atención.
A Haruka le cegaron los desvaríos de un amor prohibido. Se entre...
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Aquel día, Lita y Ami habían convencido a Serena de acompañarlas a unas compras para la cafetería de Lita.
Era única en Japón, además de degustar deliciosos postres se podía disfrutar de un pequeño pedazo de naturaleza, diferentes tipos de flores decoraban el lugar.
Nunca estaba de más, regalar flores al acompañante. Menos aún, si iban acompañadas de un buen libro de romance.
Para Serena era una idea bastante innovadora la que había implementado su amiga.
-¿Crees que éstas quedarían bien en la cafetería? -oyó decir a Lita, que señalaba una maceta de flores blancas- son un poco más grandes de las que tenemos.
-Creo que si fuera más pequeña podríamos llevar unas cuantas -razonó Ami observándolas.
Serena sólo observaba desanimada, no quería ser grosera pero no estaba cómoda haciendo compras.
«¿Qué estará haciendo él?» se preguntó sin poder evitarlo y el corazón se le estrujó.
«Tú iluminas a donde quiera que vas, bombón» resonó la voz de Haruka en su cabeza y una calidez inundó su interior de inmediato.
-Haruka... -susurró observando unas gardenias en una pequeña maceta.
Se incó hasta llegar a la altura de las flores y lentamente alargó su mano derecha.
-No toques esas flores, por favor -Lita sujetó su mano antes de que pudiera alcanzarla- sus pétalos son muy delicados y al tocarlas las magullarías.
-Lo siento... -se disculpó apenada- son muy bonitas, creo que tienen el tamaño adecuado para llevártelas.
-Incluso se verían perfectas en nuestro apartamento -afirmó Ami y un rubor se apoderó de su rostro.
Lita sonrió con ternura y la atrajo a ella suavemente. A Serena le extrañó ese comportamiento entre sus amigas y las observó detenidamente.
-¿Te gustan? -preguntó la más alta a lo que Ami respondió tímidamente asintiendo- entonces nos llevaremos unas gardenias también.
Lita besó con dulzura a Ami y se alejó para hacer el pedido correspondiente a los dueños del invernadero, dejando a una Serena estupefacta con aquella demostración de amor.
-¡¿Tú y Lita están en una relación?! -vociferó sin poder contenerse, no podía creer que no se hubiera dado cuenta antes.
-Baja la voz, Serena. Por favor, estamos en un lugar público -suplicó Ami abochornada por el escándalo que hacía su amiga.
