ONCE

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En los siguientes días, Serena no supo nada de Haruka y por más que intentó llamarla, no tuvo el valor

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En los siguientes días, Serena no supo nada de Haruka y por más que intentó llamarla, no tuvo el valor. Sumado a todo eso, Darien se pasaba llamándola y enviándole flores. Todo le parecía tan repentino y cada vez se sentía más confundida.

Observaba desde su cama aquella maceta de gardenias que la joven le había obsequiado. Le parecía que había transcurrido una eternidad desde aquel suceso.

-Serena, la cena ya está lista -dijo Rei desde la puerta- no has comido desde hace un largo rato.

-No tengo mucha hambre -murmuró sin mirar a su amiga. La ansiedad la estaba volviendo loca.

Darien estaba distinto, sí, era mucho más atento que antes; pero lo que la llenaba de dudas era que no le había pedido regresar a casa con él.

A pesar de saber que, la razón por la cual la había engañado con Michiru, era que ella se hubiera mudado de pronto a su departamento. Esperaba que aquello cambie y que Darien la llevara a vivir con él y así por fin decirle que estaba esperando un hijo suyo.

-Debes alimentarte bien, si no lo quieres hacer por ti, hazlo por tu bebé.

-Está bien, ya voy -respondió sin moverse de la cama.

Rei negó con la cabeza y regresó al comedor con Mina.

-¿No vendrá? -la interrogó ésta.

-Me preocupa... Se encierra en sí misma otra vez -murmuró Rei.

-Ya he dicho que debemos llamar a Haruka y no me dejan.

-Ni se te ocurra ¿me oyes? -la regañó y se sentó en su lugar a la mesa- no podemos forzar nada, Mina. Debemos esperar a ver que sucede.

-Pero...

-He dicho. Prométeme que no harás ninguna locura, Mina Aino.

-Bueno... -respondió pensativa.

-¡Que lo prometas!

-De acuerdo. Está bien, lo prometo -contestó resignada, su novia podía ser muy mandona a veces y lo mejor para ella era obedecer, si no la quería de un humor de perros.

-Así me gusta, gatita.

Mina iba agregar algo más, pero ver sentarse distraída y absorta a Serena, la calló. La muchacha se sirvió la cena y comió en silencio, sus amigas se miraron preocupadas pero no dijeron nada, limitándose a cenar en silencio.

 La muchacha se sirvió la cena y comió en silencio, sus amigas se miraron preocupadas pero no dijeron nada, limitándose a cenar en silencio

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Mi chica predilecta ©Where stories live. Discover now