VEINTE

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Dos meses después

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Dos meses después...

En unos días Serena cumpliría seis meses de embarazo, su vientre era cada vez más notorio, sus náuseas y ascos habían desaparecido al cumplir los tres meses; antojos y un hambre voraz los reemplazaban ahora. Lo que si preocupaba a su médico y a Haruka, eran los fuertes dolores de cabeza que no la dejaban; sumado a la visión borrosa repentina que a veces la aquejaba.

El médico no quiso dar ningún diagnóstico pero sospechaba de una preeclampsia temprana, solicitó un minucioso monitoreo a su presión arterial para salir de las dudas de una buena vez. Y para no esperar un mes a que acudiera a su siguiente control prenatal, le indicó una cita dentro de la siguiente semana.

-Nos vemos la próxima semana, Serena. Cuídate mucho por favor y no olvides controlar tu presión -indicó el doctor Tomoe entregándole su carpeta con todos sus análisis y ecografías.

La joven madre asintió resuelta, definitivamente se seguiría cuidando y tomaría las medidas necesarias para su cuidado y el de su bebé.

-Me aseguraré de controlar su presión -mencionó Haruka observando angustiado a Serena- ¿Podría hablar luego con usted? -preguntó al médico- No te preocupes, cariño. Es sólo para que me dé unas indicaciones extras sobre tu cuidado -le explicó a Serena en al ver que la miró extrañada.

-De acuerdo -murmuró la muchacha- iré a retirar mis vitaminas -aseguró y se levantó de su asiento.

-Prometo no demorar, si te sientes mal sólo llámame ¿de acuerdo?

-Está bien.

Apenas Serena abandonó el consultorio, Haruka acribilló con preguntas al doctor. La preocupación en el rostro del médico no pasó desapercibido por ella. Algo andaba mal y debía averiguarlo ya.

-Está en lo correcto, joven -confesó el doctor- me acabas de evitar buscar excusas, para hablar contigo.

-Bien, dígalo de una vez.

-Al parecer, Serena presenta una preeclampsia temprana. Es muy peligrosa tanto para ella como para el bebé, pero no te asustes. Estamos a tiempo para evitar cualquier daño.

Haruka suspiró, estaba aterrada y aliviada en partes iguales. Aterrada por el diagnóstico y aliviada por ser detectado a tiempo. El doctor le explicó lo importante que era controlar su presión para un diagnóstico certero y asegurar que era esa la dolencia de la joven. Además de otros estudios que le practicarían luego. Era imperioso que comenzara a guardar reposo absoluto y que no estuviera sola, ni que sufriera emociones fuertes. Debían evitar a toda costa un parto prematuro.

-Prefiero que no le diga nada a Serena -suplicó Haruka- no quiero que se preocupe por nada, yo mismo me encargaré de cuidarla todo el tiempo y de que tome sus medicinas.

-Estoy de acuerdo con usted, es preferible no angustiarla.

-Estoy de acuerdo con usted, es preferible no angustiarla

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Mi chica predilecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora