DIECISEIS

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Hoy se haría su primer ultrasonido, conocería a su bebé y oiría los latidos de su corazón

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Hoy se haría su primer ultrasonido, conocería a su bebé y oiría los latidos de su corazón. Serena estaba realmente emocionada.

—Buenas tardes —saludó la doctora con cortesía— yo soy la doctora Thomsom y le haré un ultrasonido de rutina, ¿señorita…?

—Serena Tsukino — contestó la muchacha.

—Bien, señorita Tsukino, acomódese en ésta camilla —ordenó corriendo la cortina dejando ver una camilla más ancha y al ecógrafo.

Serena se bajó de donde estaba sentada con la ayuda de Haruka y fue a donde la doctora le había indicado, se acomodó un tanto nerviosa con la joven siempre al pendiente de ella.

—¿Podría quedarme junto a ella? —preguntó la joven .

—Claro que sí —afirmó la doctora, mientras se acomodaba los guantes y tomaba su lugar frente a la máquina.

Haruka tomó asiento del otro lado junto a Serena. La enfermera llegó y untó gel en el vientre de la muchacha, no sin antes cubrirle el cuerpo desde el bajo vientre hasta las rodillas y subir la bata dejando el vientre al descubierto.

—Bien, comencemos —habló la doctora y pasó el escáner por el vientre de Serena haciendo presión.

El proceso fue molesto y un poco doloroso, puesto que se andaba aguantando las ganas de orinar y la presión que la doctora ejercía cada vez era un poco más fuerte.

Aún así, todo aquello quedó en segundo plano al visualizar en la pantalla incrustada en la pared, al pequeño ser que llevaba dentro.

Aún así, todo aquello quedó en segundo plano al visualizar en la pantalla incrustada en la pared, al pequeño ser que llevaba dentro

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Emocionada se llevó una mano en la boca y su corazón se desbocó de alegría. Podía ver a su pequeño bebé, creciendo dentro de ella.

—Tienes 8 semanas de embarazo, tu bebé mide 13 milímetros desde la coronilla hasta las nalgas. —explicó la doctora sonriendo— ésta es su cabeza, éstas son sus orejas y éstos sus ojos. Y aquí está la punta de su nariz.

La doctora iba señalándole en la pantalla a medida que le mencionaba todo acerca del bebé. Serena estaba muda de la emoción, no pudo articular ninguna palabra; Haruka la observaba maravillado y se emocionaba con ella al poder ser testigo de aquel pequeño milagro.

Mi chica predilecta ©Where stories live. Discover now