DIEZ

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Por varios días, bastantes noches deseó que Darien fuera a verla y le pidiera perdón

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Por varios días, bastantes noches deseó que Darien fuera a verla y le pidiera perdón.

Y ahí estaba, después de tanto tiempo, suplicando por una nueva oportunidad. Aunque, en ningún momento le pidió perdón, ni mencionó siquiera estar arrepentido del daño que le causó.

Serena se sentía en casa estando envuelta por los brazos de Darien, el hombre al que ella, todavía amaba.

—¡Ya llegamos! —vociferaron al unísono, Mina y Rei— nos encontramos a Haruka en el ascensor y la invitamos a cenar —agregó Mina halando del brazo a la mencionada, quien se mostraba apenada.

—¡Haruka! —fue lo único que atinó a decir Serena y se alejó de Darien bruscamente.

—¿Qué haces aquí? ¿¡A qué has venido!? —bramó Haruka adentrándose con premura al departamento, estaba dispuesta a sacar a aquel hombre a patadas del lugar.

—Él ya se iba. No ha hecho nada —Se apresuró la muchacha en interponerse en el camino de Haruka.

Por alguna razón, le incomodaba que ella la viera tan cerca de Darien y no quería que malinterpretara la situación. Aunque no entendía el porqué de su comportamiento.

—Piensa en lo que te dije, por favor. Te llamo mañana, Serena —afirmó el hombre acercándose a la muchacha y le dió un fugaz beso en los labios.

A Haruka se le estrujó el corazón al ver como la chica de largas coletas no lo rechazaba. Finalmente Darien salió del departamento, dejando el ambiente cargado de tensión.

Anonadadas, Mina y Rei observaron a su amiga agachar la mirada. Serena no pudo reaccionar a tiempo para impedir que Darien la besara. Y por algún motivo, sintió vergüenza frente a Haruka.

—¿A qué vino? —preguntó por fin la joven; tratando de no verse afectada; aunque ya sabía a lo que había venido él.

—Hum… vino a pedirme otra oportunidad, y… —balbuceó Serena— dice que no… que no tiene nada con Michiru, y…

—Tú le creíste —agregó Haruka adolorida— Solo te ha buscado, porque siente que estás dejando de amarlo… ha estado paseándose, con Michiru en sus brazos, todo éste tiempo —replicó molesta.

—Fue tu idea hacerles creer que estamos juntas… —se defendió mirándola a los ojos— y funcionó ¿no lo ves? Ahora regresarás con Michiru y… yo con Darien.

Haruka estaba por perder los  estribos, no era justo. No podía creer que Serena albergara esperanzas en su relación con Darien. Bufó frustrada y pasó su mano derecha por su rostro.

—¿No lo ves? Heriste su orgullo al dejarte besar por mí —suplicó tratando de hacerla entender— ¡Te está manipulando!

—¿Y tú que sabes? —replicó la muchacha— ¡Dijo que todo volvería a ser como antes!

Mina y Rei solo observaban desde su lugar, no se atrevían a  entrometerse y se alejaron hasta llegar a la cocina. Mina quedó en el umbral, oyéndolas.

—¡Él no va cambiar! — desesperada Haruka la contrarió.

—¡No puedes saberlo! ¿Por qué te molestas tanto? —rechistó Serena— Debo ver por el futuro de mi bebé.

—¡Porque me gustas Serena! —aulló y el dolor que sentía en aquel momento incrementó— ¿No te has dado cuenta? —musitó desolada.

Aquella confesión conmocionó a Serena y no halló las palabras ¿A Haruka, le gustaba?

—Me dolía verte tan triste por lo sucedido, que hice todo para que no cayeras y me preocupaba más tu dolor que el mío —reflexionó sumida en sus pensamientos, una sonrisa adolorida adornaba su rostro— sí, lo que me hizo Michiru, me dolió bastante pero estar contigo borró todo rastro de dolor.

Rei intentaba contener a Mina, ella estaba extaciada, por fin Haruka confesaba sus sentimientos a su amiga. Pero no era momento para un arrebato de alegría y Rei hacía todo lo posible por calmar a su loca novia.

—No sé en que momento ocurrió —continuó diciendo Haruka bajando la mirada— sólo se que… estoy perdídamente enamorada de ti, cabeza de bombón.

—Haruka… —balbuceó la muchacha, no podía creer lo que escuchaba.

¿Cómo sucedió aquello? ¿Cómo es que, alguien como Haruka, terminó enamorada de ella?

—Pero ¿sabes?, si estar con Darien es lo que quieres, lo respetaré. No forzaré nada entre nosotros.

Y diciendo ésto, se volteó para marcharse de una vez, sin darle la oportunidad a Serena de reaccionar.

Gruesas lágrimas cayeron por el rostro de Serena, se sentía extraña, su cuerpo estaba entumido y un fuerte zumbido aporreó sus oídos.

—¡Espera, Haruka! ¡No te vayas! —gritó Mina saliendo de la cocina con Rei tras ella— no puedes irte, estoy segura de que no volverá con Darien ¿verdad Serena? ¡Di algo maldita sea!

—Ya Mina, déjalas. Ésto es algo en lo que no debemos meternos —exigió Rei.

—¿Cómo que no? —insistió saliendo tras la joven — ¡Haruka, regresa!

Pero por más que intentó, no pudo alcanzarla, ya había subido al ascensor. Regresó corriendo al departamento, Serena debía entrar en razón.

—Serena, haz algo ¡No la dejes ir! —suplicó a su amiga— reacciona maldita sea ¡no puedes dejar que se vaya de ese modo! —le reprochó

—¡Ya déjame en paz, Mina!

¿Por qué sentía tanto dolor? ¿Por qué no podía sacar de su cabeza la mirada de Haruka? ¿Ahora que se suponía que debía hacer?

Corrió a su habitación y se acurrucó en su cama, lo único que quería era llorar. Eran demasiadas preguntas para responder, por un lado tenía la oportunidad de regresar con Darien, retomar su compromiso, formar una familia… y por el otro.

Tenía a Haruka, quien se desvivió por ella durante todo ese tiempo. Quien la cuido con ahínco, se dedicó a levantarla y sacarla de aquel oscuro pozo en el que ella misma se confinó.

Ella…

Haruka la amaba.

Pero…

¿Qué era lo que sentía por ella?

¿Qué era lo que sentía por ella?

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Mi chica predilecta ©Where stories live. Discover now