VEINTIDOS

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Serena estaba extenuada de tanto estar acostada sin hacer nada, ansiaba salir a caminar o por lo menos ayudar con la cena

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Serena estaba extenuada de tanto estar acostada sin hacer nada, ansiaba salir a caminar o por lo menos ayudar con la cena. pero Haruka era extremadamente intransigente y no la dejaba moverse para nada, incluso para ir al baño la acompañaba. A la muchacha comenzaba a preocuparle la angustia que Haruka sentía, con tan sólo un movimiento suyo.

Pensó en, cómo hacer para hablar con su doctor sobre su estado y así comprender el actuar de su novia. El aroma de la comida, que se cocinaba abajo, la distrajo abriéndole el apetito y prefirió esperar a que se lo llevaran; para no discutir por su osadía al levantarse de la cama.

Luna maulló desde abajo y de un salto se acomodó en su regazo, calentando ese pequeño espacio calmándola un poco. Volvió a pensar en su novia, no quería que sufriera por su culpa; se rindió en silencio e hizo la promesa de aceptar su reposo impuesto, tal vez el doctor les diera la noticia de que no era necesario. La gata ronroneó disfrutando de sus caricias y se quedó dormida, Serena se acurrucó en la cama y sin darse cuenta se durmió también.

Cuando la cena estuvo lista, Haruka decidió que era momento de tomar un buen baño, fue a ver cómo estaba Serena y la encontró durmiendo junto a su gata. Se sentó en la cama para acariciar su pelo; despertando a la gata que de un salto, bajó al suelo y salió del cuarto.

Intentó despertar a su novia pero sólo consiguió quejidos somnolientos, sonrió con ternura y repartió besos por su rostro.

—Despierta dormilona —susurró en su oído— la cena ya está lista, pero primero debes darte un baño.

—Mhm —murmuró la muchacha, se estaba derritiendo con los pequeños y suaves besos que Haruka le daba.

Desde que la sintió subirse a la cama ya se había despertado, pero quiso hacerse la dormida por un rato. Al sentir a su novia casi encima de ella, en la cama, hacía que su cuerpo comenzara a reaccionar ante el contacto.

Suspiró entrecortada y ya no pudo resistir, abrió sus ojos y se encontró con el joven de frente, sus mejillas se tiñeron de rojo y parpadeó un par de veces. Los brazos de Haruka estaban acorralandola, estiró sus manos para tomarla de la nuca y besarla; era un beso suave y dulce que pronto se volvió hambriento y fogoso, el corazón de Serena comenzó a latir tan fuerte que creyó que podría salirse de su pecho.

Metió las manos bajo la remera de Haruka y acarició su vientre y cintura, haciéndola suspirar por el contacto; la joven sintió que perdía el control y la abstinencia hizo que su cuerpo se incendiara con los besos de la muchacha, y sus caricias tímidas la estaban enloqueciendo. Decidió que lo mejor era apartarse, lo hizo suavemente dejando confundida a Serena.

—Ve a bañarte, cariño —balbuceó el joven levantándose de la cama— nos veremos luego.

Salió disparado de la habitación ante la mirada llena de confusión de la muchacha, no entendía por qué Haruka huía de aquella forma ¿acaso no la deseaba por verse diferente ahora?

Mi chica predilecta ©Where stories live. Discover now