A Serena la habían engañado con la absurda mentira de las almas gemelas y el destino.
Demasiado ingenua para no caer ante esos hermosos ojos, demasiado torpe para mantener su atención.
A Haruka le cegaron los desvaríos de un amor prohibido. Se entre...
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"No quiero dormir más de tu lado, prefiero quedarme despierto, guardando tu rostro para recordarte." Girasoles de Van Gogh.
Mina no resistió la curiosidad, su amiga lanzó tremendas bombas y luego se marchaba apresurada. Tomó impulso y se pegó a la ventana; Rei y Lita la imitaron, gritó de la emoción al ver a Haruka entregando un ramo de rosas a Serena luego de besarla.
Y así, las tres, fueron testigos del nuevo comienzo que daba la vida de sus dos amigas.
De camino a casa de Serena, Haruka le platicó lo ocupado que estuvo preparando algo especial para ella. Sería su primera cita real, como pareja, en todo ése tiempo.
-¿Cómo fue tu día? -consultó el joven mirándola de manera fugaz, para luego regresar la vista al camino.
-Ajetreado -suspiró Serena, últimamente el café siempre tenía mucha gente- de igual modo, pude aprender a hacer unos deliciosos panqueques. Lita dice que he mejorado bastante en la cocina. -terminó agregando orgullosa la muchacha.
-Sabía que te iría bien trabajando allí -se regocijó el joven- estoy muy feliz por ti, bombón.
Le sonrió orgulloso, siempre confió en que Serena podría con aquello con perseverancia y paciencia, y le alegraba verla satisfecha con sus resultados. Estaba seguro que la muchacha podría con incluso mucho más, solo necesitaba un empujón y confiar en sí misma.
Cuando llegaron a la casa Haruka ayudó a bajar a Serena del auto, cuidando que no se cansara tanto al subir los escalones. Abrieron la puerta y se detuvieron en el pasillo.
-Espera un momento -le pidió Haruka, la veía emocionada.
Serena obedeció sin entender lo que sucedía. Una tenue luz comenzó a iluminar el lugar desde el comedor y un delicioso aroma inundó sus fosas nasales, abriéndole el apetito de inmediato.
Haruka actuaba de manera diferente a la habitual, era minuciosa con cada detalle y cuidaba que todo estuviera en su lugar.
Luego de un rato, Serena la vio aparecer por el pasillo y llegó hasta ella para llevarla a la mesa. Un camino de velas la recibió justo donde empezaba el comedor, toda la estancia estaba llena de ellas también; el ambiente era cálido y romántico.
Haruka encendió los altavoces conectados a su teléfono y la música lenta inundó el lugar.Le sonrió desde donde estaba, sonrojada y un poco nerviosa, noches seguidas habían cenado juntas y compartido tiernas veladas. Pero aquella era la primera, de tantas a partir de ahora, en la que se esmeraba tanto en que fuer romántico e íntimo.
De pronto se inquietó al notar a Serena tan callada y quieta, su corazón se aceleró al verla sonreír emocionada al fin y supo que todo estaba bien.
-¿Estuviste trabajando en ésto toda la tarde? -preguntó la muchacha maravillada.
Colocó el hermoso ramo de rosas que el joven le obsequió en un florero que estaba en medio de la mesa, bajo su atenta mirada.
