VEINTICUATRO

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Aquella mañana le tocaba reemplazar al doctor Tomoe en el hospital, unas cuantas embarazadas arribaron desde temprano

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Aquella mañana le tocaba reemplazar al doctor Tomoe en el hospital, unas cuantas embarazadas arribaron desde temprano. Para el mediodía, justo cuando se disponía a ir a buscar que almorzar; lo llamaron de urgencias, pues una mujer de 39 semanas con 5 días, había llegado con malestares. Estaba en proceso de parto.

Era una paciente más del doctor al que reemplazaba.

—Doctor Chiba; la mujer está con contracciones, tiene el vientre muy duro y bajo, tiene presion alta debido a su preeclampcia, por lo tanto tiene una cesárea programada para dentro de dos días.

—Gracias Molly, déjame el expediente y dile que pase por favor —expresó el hombre tomando la carpeta que la enfermera le entregaba— ¿Éste es el caso de la mujer, por la que tan preocupado estaba el doctor? —consultó abriendo la carpeta para leerla. La enfermera afirmó con la cabeza y salió afuera a llamar a la mujer.

Darien sintió hundirse en el consultorio a leer el nombre en el expediente, volvió a releerlo pues no podía creerlo; pero la voz de la enfermera terminó por darle duro en el corazón.

—Señorita Serena Tsukino —llamó desde la puerta.

Una Serena sostenida por Haruka, se aproximó con dificultad al consultorio, su enorme vientre le restregó en la cara la verdad.

—¿¡Serena!? —osciló incrédulo, atónito.

Vió como ambos se paralizaban en la puerta y la dulce mujer palidecía al verlo tras el escritorio, él al igual que ella, estaba tieso incapaz de moverse.

Una mueca de dolor se formó en el bello rostro de la mujer que ocupaba su mente y lo atormentaba en sueños, luego el suelo quedó empapado, se le había roto la fuente.

—¡Cariño! ¡oh Dios! —exclamó Haruka— creo que se debería adelantar la cirugía —decidió mirando fijo a Darien.

—¡Molly! —vociferó el hombre, levantándose de su lugar al fin— ven de inmediato.

La enfermera llegó casi al instante y con premura revisó la presión arterial de Serena, estaba elevada; sin duda ver a Darien le había afectado demasiado. Ella no había decidido aún decirle la verdad, pero la vida se atrevió a decidirlo por ella.

Molly hizo todo lo posible por estabilizar a Serena, para poder llevar a cabo la cesárea; cuando estuvo fuera del consultorio, fue a notificar al doctor Tomoe lo sucedido.

Sabía que aquel hombre, debía enterarse de que sería padre, pero no le parecía que aquella fuera la forma. A nadie, le agradaría ver entrar a su ex con otro a su consultorio, embarazada y apunto de dar a luz.

Pero quién más le preocupaba, era Serena. Ella quería tenerlo oculto por más tiempo, se negaba a tener que volver a ver a Darien y la vida, le jugaba esa mala broma.

Observó desde cerca, cada gesto de su prometida y del doctor; escuchó calmado como Serena se enfrentaba a su realidad y encaraba de una vez, a Darien.

Mi chica predilecta ©Where stories live. Discover now