VEINTISEIS

1.8K 126 76
                                    

Darien estaba muy contento con la respuesta de Serena, estaba extasiado y sentía que estallaría de la emoción; quería gritar y saltar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Darien estaba muy contento con la respuesta de Serena, estaba extasiado y sentía que estallaría de la emoción; quería gritar y saltar.

Haruka quería huir de allí, una vez más Serena lo prefirió a él; sin importarle sus sentimientos ¡Iban a casarse! ¿Acaso sólo lo utilizó? No, eso no podía ser; Serena jamás lo haría.

Pero la afirmativa a aquel hombre le mostraba la cruda realidad, decidió marcharse. No esperaría a que Serena le dijera, sobre la decisión que acababa de tomar ¿para qué? Estaba por irse, cuando la oyó hablar y su alma volvió a su cuerpo.

—No, Darien —replicó la muchacha alejándolo, estuvo a punto de besarla— ¿qué haces?

—¿Porqué? —cuestiona el hombre— dijiste que volverías conmigo.

—¡Por supuesto que no! —objetó— te dije que sí podías estar en nuestras vidas, no que regresaría contigo.

Dairien asintió decepcionado, se sintió estúpido.

—Disculpa no haber sido específica —continuó hablando Serena— yo amo a Haruka y de no ser por él; ni yo, ni Haru estaríamos aquí. Vamos a casarnos ¿ves? —indicó mostrándole su anillo de compromiso— tú eres bienvenido, las veces que quieras para ver a Haru... y así se van conociendo, después de todo eres su padre y tienes derechos... supongo. Y Haru también tiene derecho a conocerte.

Haruka suspiró aliviado y sonrió muy contento, entre lágrimas. Por un momento, había creído que todo había acabado; soltó todo el aire contenido y se permitió relajarse.

Darien por su parte seguía devastado, desolado.

—¿Estás bien? —indagó Serena, ajena a todo lo que el hombre estaba sintiendo.

—¿Eh?... Sí, sí claro —respondió el hombre, sonriendo apenas— tranquila, lo entiendo... era... estaba... estaba soñando despierto.

Se disculpó.

—¿Seguro? —insistió la muchacha.

—¡Por supuesto! —rectificó sin darle importancia— regresaré más tarde, para ver cómo siguen y ordenaré que te traigan la merienda.

Sin esperar a que dijera algo, se marchó con premura, sólo quería desaparecer de una buena vez.

Sin esperar a que dijera algo, se marchó con premura, sólo quería desaparecer de una buena vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi chica predilecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora