Capitulo 2: Nueva Sensación.

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Adam

Mi hermana y yo estábamos sentados en el centro comercial tomando un helado. Habíamos estado aquí durante dos horas y, hasta el momento, solo habíamos comprado ropa, nada de lo que realmente necesitábamos.

—Aline, ya estoy cansado. Volvamos a casa.

—No. Aún nos faltan algunas cosas por comprar.

Mi hermana siempre ha sido muy segura de sí misma y no se preocupa por los comentarios ajenos. Su seguridad se reflejaba en su forma exótica de vestir. Llevaba una camisa roja que dejaba al descubierto un hombro, el izquierdo, para ser exactos. Vestía unos jeans negros ajustados y unas botas de tacón que llegaban casi hasta la mitad del muslo. Yo, por otro lado, llevaba una camisa blanca, una chaqueta de cuero negra, pantalones vaqueros negros y unos botines.

—¿Qué más necesitamos, más ropa? —Le pregunté al terminar mi helado.

—Está bien. Vamos a comprar las cosas que realmente necesitamos.

Mi hermana se levantó y me miró. Cuando me levanté, me encontré con una figura musculosa.

—¿Qué tal, Sugalite? —Dijo, mirándome a los ojos.

Al ver a mi hermana, pude notar en su rostro que estaba encantada con él.

—Bien, gracias por preguntar.

—¿Por qué no me has presentado a tu nuevo amigo, hermano? —Dijo Aline con una sonrisa coqueta.

Paul la miró y también sonrió. Se acercó a ella de la misma manera en que un hombre se acerca a una mujer cuando va a pedirle el número de teléfono. Algo me decía que Paul sabía algo que yo no sabía, y mi hermana también notaba algo extraño en él. Pero para ella, era normal convivir con esas sensaciones. Paul me miró, luego miró a mi hermana, y ella asintió lentamente.

—Hola, hermosa. Soy Paul Stone. Un placer conocerte. —Yo solo observaba, algo incómodo.

—Yo soy Aline Sugalite. El placer es mío.

—Tengo algunas cosas que hacer, en realidad. —Dije en voz alta, intentando atraer la atención de los dos chicos. —Cuando decidas dejar de coquetear y te concentres en lo que realmente importa, estaré en casa. —Me levanté, incómodo, con las compras en la mano, y me alejé rápidamente.

Dicho esto, regresé a casa con las bolsas de ropa en la mano. No conocía a Paul, y ambos sabíamos que había algo extraño en él, pero a Aline parecía no importarle. Eso solo me incomodaba aún más.

***

Subí a mi cuarto, el cual estaba desordenado, así que decidí organizarlo. Sería una buena idea, ya que no había nada más que hacer por el momento.

Después de un tiempo, había logrado mucho. Coloqué una cortina blanca con detalles dorados, moví la cama hacia la pared de atrás y puse el televisor con la consola frente a ella. Algunos muebles también se sumaron a mi habitación para que no todo se basara en la cama; tenía una "mini-sala". Puse un escritorio con mi laptop y organizé libros en la estantería. Me tomó tiempo organizar el escritorio, colocando libros, lápices y CDs, entre otras cosas. Luego, organicé toda mi ropa nueva y antigua, llenando mi armario por completo. Organizar el baño no llevó mucho tiempo; coloqué una pequeña planta en el lavabo, puse toallas e implementos de aseo en los cajones, dejé mi cepillo de dientes y crema dental en un vaso al lado del lavabo, y eso fue todo.

Después de todo ese trabajo, tenía hambre. Salí al pasillo que estaba decorado con floreros y pinturas compradas por mi padre en un museo de arte en Nueva York. Bajé las escaleras y entré a la cocina. Saqué pan, jamón, queso y mantequilla para hacer un sándwich cuando escuché la voz de mi madre.

—Hola, Adam. ¿Estás bien? —Dijo.

—Sí, mamá. ¿Por qué no iba a estar bien? —Pregunté, un poco confundido.

—Solo quiero asegurarme de que te sientas bien en este nuevo lugar. Sabes, nueva ciudad, nueva gente...

—Lo veo como una oportunidad para comenzar de nuevo, sin los problemas del pasado. Todo será nuevo para mí, y espero relacionarme mejor con las personas esta vez.

Antes de que mi madre y yo pudiéramos seguir hablando, se oyeron pasos desde la puerta principal.

—Mamá, él es Paul —Dijo mi hermana, que había entrado en la cocina, sosteniendo el brazo de Paul. —Paul Stone.

—Un placer conocerte, Señora Sugalite.

Mi madre sonrió y le lanzó a Aline una mirada cómplice, a diferencia de mí, que solo pude expresar con la mirada un "otra vez". ¿Qué estaba pasando? No tenía ni idea. Al final del día, era la vida de mi hermana, no la mía, y no debería preocuparme tanto. Pero lo cierto es que sí me preocupaba. Además, había algo, aunque no estaba seguro de qué era, que me hacía sentir un cosquilleo en el estómago. Esos cosquilleos pueden tener dos significados: el primero, una sensación de mal presentimiento, y el segundo, mucho menos probable en mi caso, que algo me atraía a Paul. Lo cual es demasiado raro, porque según mi opinión, no se puede sentir algo por alguien que no conoces y con quien apenas has cruzado palabras. El amor a primera vista no existe y el amor instantáneo en los libros me fastidia. Pero estaba seguro de que había algo más detrás de ese cosquilleo. Estaba seguro de que algo más estaba sucediendo, pero mi cerebro era lamentablemente pequeño para comprenderlo.


—Señorita, no estoy tan vieja... todavía —rió mi madre. —Saluda, hijo. —Me miró.


—Ah, sí. Hola, Aline. —Miré a Paul, quien me sonreía encantadoramente. Tenía ganas de borrarle la sonrisa de un puñetazo, pero no lo hice porque no tenía ningún motivo. —Y hola, Paul —Dije con voz neutral.


—Bien, chicos, vayan a la sala, y yo les llevaré sándwiches para saciar el hambre.


—Paul no... —Dijo mi hermana.


—No te preocupes. Tengo todo bajo control. —Dijo mi madre.


Literalmente, no entendía una sola palabra, pero ya estaba demasiado agotado como para intentar descifrarlo.


—Gracias, mamá —Dijimos mi hermana y yo al unísono.


—Gracias... Señorita Sugalite —Agradeció Paul.


Los tres salimos de la cocina y nos sentamos en la sala, con mi hermana a mi lado y Paul a su lado.


No sabía lo que sentía, pero no podía soportar estar en ese lugar. Los cosquilleos no desaparecían, y no eran agradables. Era una sensación extraña, y en mi cabeza surgió un dolor que solo aumentó mi desesperación. Me sentía como si supiera que había algo que no podía ver en Paul, y todo comenzó cuando lo vi. No podía evitar pensar que necesitaba mantenerme alejado de ese extraño individuo.


—Me voy —Dije al levantarme. —Estoy cansado. Me voy a dormir. Agradece a mamá por la merienda.


—¿Estás bien? —Preguntó mi hermana.


—Sí, no te preocupes. —Di un paso hacia las escaleras. —Adiós, chicos.


Al llegar a mi cuarto, lavé mis dientes y me quité la camisa. Algunos músculos y abdominales se dejaban ver gracias a trece años de práctica de artes marciales y un tatuaje de un corazón negro, no muy grande ni muy pequeño, en mi costilla, cuyo significado era algo de mi pasado, más específicamente algo que ocurrió antes de venir aquí. Me puse una pantaloneta y me metí debajo de las cobijas. Necesitaba descansar. Mi dolor de cabeza había disminuido, pero los cosquilleos persistían.

Un Amor En Común 1 [COMPLETA]✅Where stories live. Discover now