Capitulo 11: La Magia De Mis Ojos.

150 37 21
                                    

Adam

Los días habían transcurrido normalmente, o eso parecía. Hablaba solo lo necesario con Julian, aunque sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que me preguntara por mi indiferencia hacia él. Por otra parte, mi relación con Paul había cambiado, pero no sabía si había sido para bien o para mal. Simplemente no soportaba su presencia, y había descubierto que no me gustaba. Su presencia me hacía sentir incómodo y lo más raro es que me sentía supremamente incómodo también con la compañía de mi familia.

En ese momento, moría desesperadamente por llegar a casa. Mi hermana últimamente había pasado tiempo con su nueva amiga Camila, que se veía como una buena persona, y de verdad lo era. Había cruzado un par de palabras con ella, y me había parecido muy simpática. No era como esas típicas animadoras que se creen el centro del universo. Ella era diferente, carismática y simpática.

—¡Hey, Adam! —Era la voz energética de Lucía.

Me detuve para esperarla.

—Hola, Lucía. ¿Cómo estuvo tu...?

—No —me interrumpió—. Dime Luci, definitivamente no somos desconocidos.

—Bien. —Reímos. —¿Cómo estuvo tu día?

Me vino a la mente el recuerdo de la última vez que alguien me había preguntado eso. Mis padres casi nunca estaban en casa, así que rara vez me preguntaban si estaba bien o no. Casi no tenía amigos. La única que siempre había estado ahí para mí era mi hermana; siempre había estado pendiente de mi situación en cualquier momento.

—Estuvo normal, aunque, si me permites opinar, creo que estás un poco diferente a los días anteriores. Tratas a Julian como si fuera un total desconocido. No es que él me haya mandado a hablar contigo, pero me encantaría saber el porqué de tu cambio tan repentino con él.

En ese momento, se me vinieron a la cabeza imágenes del día en que Julian y yo tuvimos nuestro pequeño momento en el bosque. Recordé también los pensamientos que surgieron esa misma noche, los que decían que no me gustaba Julian ni nadie con quien tuviera esa sensación, eso incluía a Paul y a Lucía. Gracias al cielo.

—No es nada malo, lo juro —comencé—. Sólo que la otra vez tuve una charla con él en el bosque y, digamos, que no fue como yo esperaba que fuera. No quiero sonar duro. No quiero que pienses que lo odio, porque no es así. Solo quiero mantenerme alejado de él por el momento.

—Mira, Julian puede ser un poco complicado de entender.

—Lo sé. —Me miró atónita. —No fue un secreto para mí. Creo que no es complicado entenderlo a él. Lo que es complicado de entender son sus actitudes. Me pareció totalmente diferente al principio. No me ha decepcionado, todo lo contrario, solo que me pareció un poco extraño. Eso es todo.

—¿A qué te refieres? —Preguntó curiosa.

—Nada. No te preocupes.

Ella solo asintió confundida. A lo lejos, pude percibir a un chico con pelo castaño y vestido con el uniforme de los animadores de la escuela, acorralando a una chica de pelo rojo, que parecía enojada y no quería que él se le acercara. Le gritaba que la dejara en paz, pero el chico la tomaba por los hombros y no la dejaba tranquila.

Al ver esa escena, me invadió un sentimiento de rabia e impotencia. Nunca me había gustado ver cómo alguien es obligado a hacer cosas en contra de su voluntad, especialmente a las chicas. En ese momento, experimenté una sensación que jamás había sentido antes. Mis ojos empezaron a calentarse. De repente, en la zona éramos solo nosotros cuatro: Luci, la chica pelirroja, el animador y yo. Aunque ellos estaban a una gran distancia de nosotros. A medida que la situación pasaba, la ira en mí iba en aumento. Tenía que hacer algo.

El calor en mis ojos desapareció, pero pude notar cómo se desprendía y salía en una llamarada naranja y roja, como el color del sol, y prendía fuego al pantalón del chico animador. No sabía lo que estaba pasando. La sorpresa se reflejaba en todos nosotros. Mi corazón latía aceleradamente, retrocedí asustado, di un traspié, y Lucía me sostuvo por los hombros para evitar que cayera al suelo.

—¿Adam? ¿Qué acabas de hacer? —Preguntó Lucía, mirándome pasmada. En sus ojos había sorpresa.

La chica pelirroja frunció el ceño y chasqueó los dedos. Un destello azul salió de sus dedos en dirección al fuego y lo apagó de inmediato. Me había quedado completamente mudo.

—Lo siento, tengo que irme.

Fueron las únicas palabras que pude articular, y salí corriendo del lugar hacia mi hogar. Cuando llegué, no había nadie en casa, excepto las empleadas. Subí corriendo las escaleras y me acosté en la cama para dormir. Necesitaba procesar todo lo que había pasado momentos antes. Mis cosquilleos habían disminuido solo un poco.




Un Amor En Común 1 [COMPLETA]✅Where stories live. Discover now