Capítulo 34: De Vuelta Al Palacio.

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Adam

Me desperté con la cabeza apoyada en el pecho de Juan, una de sus manos rodeaba mi cuerpo. Podía escuchar su corazón latir mientras su pecho subía y bajaba. Las imágenes del día de ayer venían a mi mente, recuerdos que jamás iba a olvidar. El sol estaba en lo alto, iluminando todo, y las flores podían verse de todos los colores.

—Buenos días. —Dijo Juan con voz ronca y con ambas manos se sobaba los ojos.

—Buenos días. —Le dije yo y me senté. Le dediqué una sonrisa a la que él respondió.

—¿Has dormido bien? —Pregunté sentándome también.

—Sí, muy bien. —Sonrió y besó mi mejilla para luego ayudarme a levantar.

—Vamos, ya deben ser como las nueve. Si tenemos suerte, podremos encontrar el camino hacia las carpas, y Danik se habrá quedado dormida y aún no se habrá dado cuenta de nuestra ausencia.

Danik. ¿Cómo iba a ver a Danik ahora, sabiendo que me he besado con su novio? Iba a ser todo algo incómodo. Lo raro es que mis sentimientos hacia ella no habían desaparecido, y eso se me hacía algo extraño.

—Creo que sé por dónde volver. —Dije no muy seguro de mí, pero sí seguro de que sabía el camino de vuelta.

—¿Cómo? —Juan frunció el ceño.

—¿Confías en mí? —Lo miré a los ojos, yo era tan solo un poco más alto que él.

Me agarró la mano y entrelazó nuestros dedos para luego besarla.

—Claro que sí. —Sonrió.

—Sígueme entonces.

Y empecé a andar de la mano con Juan. Todavía no terminaba de creerme todo esto, ni siquiera había pensado en los problemas que lo nuestro podría causar después. ¿Pensará en decirle a Danik? Yo no podría, no quería que ella me odiase, que pensara que le quité a su novio. Íbamos avanzando y cada vez me sentía más cerca. No sabía cómo, pero solo seguía mi instinto.

—Ya estamos cerca. —Anuncié, y él soltó mi mano de inmediato.

Lo miré para que me dijera por qué lo había hecho, pero él tenía sus ojos fijos hacia el frente. Decidí no hacer preguntas al respecto.

Luego de un rato caminando, por fin llegamos, y como Juan había dicho, Danik estaba dormida, o eso parecía, porque se podía ver su sombra por detrás de la tela de las carpas. Juan estaba impresionado.

—¿Cómo lo hiciste? —Preguntó, refiriéndose obviamente a cómo había encontrado el camino de vuelta.

—No lo sé, solo seguí mi instinto. —Le dije y miré a la carpa de Danik.

Danik salió y parecía una princesa, con un vestido azul corto que dejaba ver sus muslos y dejaba ver sus hombros, su cabello estaba liso y caía hacia atrás. Al vernos, me dedicó una sonrisa y corrió hacia Juan, lo abrazó y lo besó, él puso sus manos sobre sus caderas y la pegó más a él. Me impresionaba su tranquilidad. En ese momento sentí celos, por ambos. El momento era algo incómodo, yo estaba frente a ellos viendo cómo se besaban, parecía que en cualquier momento se fueran a fusionar el uno con el otro. Éramos los tres, Juan, Danik y yo, unidos pero separados. Nos unía un lazo de amor, mi amor por ella y mi amor por él, lindo y puro. Separados porque uno no podía saber del otro. Tan complicado y fácil a la vez, nuestro perfecto lazo de unión. Nuestro amor en común.

—¿Cuándo nos iremos de aquí? —Pregunté sonrojándome, lamentando haber interrumpido.

Danik se separó de Juan y me miró. Sonrió y miró hacia atrás, luego otra vez a mí.

Un Amor En Común 1 [COMPLETA]✅Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz