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Capítulo 1

KATHERINE

OCTUBRE

Katherine Zamora estaba teniendo un muy buen día. Luego de considerarlo por largo tiempo, había decidido renunciar a su trabajo como ingeniera musical en Starlight Records. Por una milésima de segundo, justo antes de entrar a la oficina de su jefe, se quiso retractar. Sintió ganas de volver al estudio y quedarse callada.

Sin embargo, justo después de pronunciar las palabras renuncio, supo que había hecho lo correcto. La nube de tensión que le sujetaba los hombros se despegó de ella, y pudo sentir cómo los músculos de su cuello y su columna se relajaban casi del todo. Tanto que le dio sueño.

Así que ahora se encontraba desempleada, viviendo del dinero que había conseguido ahorrar en los últimos cuatro años. No era mucho, a decir verdad, pero lo obtuvo gracias a Irene. Si no fuera porque siempre le daba una mano para lo que necesitaba y se encargaba de malcriar a su hija tanto como fuese posible, nunca hubiese logrado tener plata ahorrada.

Tomó a Emily y la llevó al Walmart que se encontraba más cerca. Allí se dedicó a comprar todo lo que faltaba y a duplicar lo que ya tenía, para no tener que volver en al menos un mes. Aprovechó todas las ofertas y no se detuvo hasta que el carrito del mercado estuviera a punto de desbordar.

No tenía idea de qué haría con su vida ahora que sabía dónde estaba el padre de su hija, pero tenía la certeza de que renunciar a su empleo había sido un buen comienzo.

Le gustaba la idea de dedicarse a algún deporte. Había comenzado a jugar al tenis, gracias a Christopher, aunque estaba bastante segura de que era pésima. A Kate le agradaba sujetar la raqueta y darle a la pequeña bola amarilla como si no hubiese un mañana, y otra de las cosas que realmente disfrutaba era de ver la expresión de Chris al esquivar cada una de las bolas.

No, Kate no tenía buena puntería y las reglas del tenis eran lo que menos le importaba. Solo quería darle a la pelota para que rebotara en la pared de la cancha. O en Christopher. Daba lo mismo.

Hacía una semana que había dejado el trabajo y en esos siete días se había dedicado a limpiar su apartamento, a mover los muebles de lugar, a donar los juguetes que a Emily nunca le habían interesado, a ordenar ambos armarios —Dios, ¿por qué tenían tanta ropa?— y, básicamente, a ocuparse de las cosas triviales a las que antes no había podido darle atención.

El problema era que todo eso solo le había tomado tres días, pues Emily iba al preescolar y a veces Katherine ni siquiera la pasaba a buscar, pues los padres de Irene se consideraban los abuelos y nunca les negaría que pasaran tiempo con ella. Kate pasó de tener poco tiempo libre y a tener demasiado.

Por eso mismo estaba considerando una propuesta que Dallas Baskerville le había hecho: ser su empleada en el local de ropa para bebés y niños que había inaugurado unos seis meses atrás, Little Darling. Todo iba bien hasta que Kate escuchó la palabra empleada. No estaba segura de querer tener a Dallas de jefa. No estaba segura de querer brindarle ese tipo de poder.

Se encontraba distraída, pensando en dicha propuesta, cuando se dio cuenta de que Emily ya no estaba a su lado. Miró con la frente arrugada para todos lados, giró en el lugar, se acercó a los extremos de la góndola... Pero su hija no se encontraba por ningún lado.

Suspiró, porque este Walmart era enorme. Le llevaría más tiempo encontrar a Emily que todo el que ya había empleado en meter alimentos en el carro. Tomó una respiración de paciencia y comenzó a recorrer.

Lazos irrompibles (Lazos II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora