15

29.4K 1.2K 314
                                    


Alexander

Debía admitir que se sentía un tanto nervioso.

Conocería a la familia de Katherine. Era ella quien estaba conduciendo en este momento, su propio coche, hacia la casa de los Dunn. Emily estaba sentada atrás, extrañamente tranquila mientras miraba por la ventanilla. Iban a pasar el Año Nuevo. La idea era cenar cada uno en su casa a ir a darle la bienvenida al año en la casa de los Dunn, donde pasarían la noche. Su propia familia lo llamó un par de nombres por no pasarlo con ellos, ya que años anteriores lo había pasado con amigos.

Sin embargo, no podía decirle que no a Katherine cuando le dijo de pasarlo con su familia. Era su turno de conocer a su familia.

Le resultaba extraño sentirse nervioso. No era como si estuviera temblando o distraído, era más como que su estómago no paraba de darle oleadas horribles.

Irene pidió que todos llevaran algo dulce para comer, lo más saludable posible, y como Katherine ya había dejado en claro que no era una buena cocinera, Alexander se dedicó a preparar dos postres típicos de su familia, que no eran nada saludables, y los llevaba en su regazo.

Sus manos se mantuvieron ocupadas en cargar con la fuente mientras, unos minutos después, se bajaban del coche y caminaban hacia la entrada de la casa de los Dunn. Katherine tocó el timbre y le sonrió, divertida. ¿Acaso podía notar sus nervios?

Sus rizos parecían bajo control, quizás porque hoy no había demasiada humedad, y se había maquillado. Sus ojos resaltaban y el color de sus labios era más oscuro. También se había puesto un vestido de falda corta y mangas largas, ligeramente holgado y de color negro. Había botas clásicas marrones de caña altas en sus pies.

Aparentemente, a los Dunn les gustaba festejar el Año Nuevo con cierta elegancia. No del estilo saco y corbata, o esmoquin, con estar arreglado bastaba. Él había optado por una camisa azul oscura y pantalones negros, con un par de tenis nuevos. Simplemente, no se llevaba bien con los zapatos formales.

Emily llevaba una camiseta de mangas largas y cuello tortuga, de color blanca y con volados en el cuello y en los puños, con una falda negra. También llevaba botas en los pies. Katherine le había hecho un rodete para no preocuparse que nadie se preocupara por su cabello en toda la velada.

—No te preocupes, no te van a comer —dijo ella.

Su hija largó una risita.

—Papá está nervioso.

Hasta ella lo había notado. Suspiró, rendido.

—No es necesario que se burlen de mí, ¿saben?

—Oww, papi, no te pongas triste —dijo Emily.

Le sonrió.

—Estoy bien, gracias a que ustedes dos se ven tan hermosas.

Emily y Katherine se miraron y comenzaron a reír al mismo tiempo. Por un instante, lucieron muy similares. Había descubierto que a ambas le gustaban los halagos. De tal palo tal astilla, ¿eh?

La puerta de la entrada se abrió, y allí estaba Christopher Dunn, vestido similar a él. Sin embargo, era la primera vez que Alexander lo conocía en persona y, debía admitir, su presencia era increíble. Su hijo, Harry, tenía el mismo cabello oscuro y ondulado, y los mismo ojos grises.

—Bienvenidos —saludó, y miró a Alex—. Tú debes ser el padre de Emily. Soy Christopher Dunn, un gusto.

Le tendió una mano.

Lazos irrompibles (Lazos II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora