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Alexander

NOVIEMBRE

Emily hoy traería a su amigo a jugar, Harry Dunn, el hijo de la mejor amiga de Katherine y Christopher Dunn. No lo conocía personalmente, pero había escuchado hablar de él. Era uno de los que manejaban Starlight Records, una de las discográficas más exitosas del mundo.

Sin embargo, cuando bajó a abrir la puerta porque el timbre había sonado, se sorprendió de ver a Emily acompañada de un niño mayor, de ondas oscuras y ojos grises, quien supuso era Harry, y una mujer embarazada. Ella era de estatura media y cabello largo, castaño claro y ondulado. Llevaba puesto un vestido floreado que resaltaba su barriga.

Emily, con un vestido rosa y el cabello peinado en dos moños, sonrió apenas lo vio.

—¡Hola, Alex!

Le sonrió devuelta.

—Hola, Emily.

Miró a la mujer, curioso. Ella le sonrió, lo que de alguna manera le recordó a su madre.

—Soy Irene Dunn, la madre de Harry y una amiga de Kate. Lamento aparecer sin avisar antes, pero nadie más podía traerlos y pensé que sería un buen momento para aprovecharme de la situación y conocerte.

Estiró una mano para estrechársela, lo cual él hizo sin dudar. A pesar de todo, no quería ser irrespetuoso con la madre del amigo de su hija. Además, de alguna manera, era como si estuviera imponiendo sin realmente imponer. Se había criado rodeado de mujeres; por ende, no le iba mal con ellas. Se acostumbró a leer detrás del contenido implícito de sus palabras. También se acostumbró a las mujeres embarazadas, considerando que tenía seis sobrinos.

Le daba la impresión de que esta mujer, Irene Dunn, se había presentado en su casa porque se estaba aprovechando, no solo de la situación, sino también de su estado. Seguramente querría hablar de Katherine.

—Buenas tardes —saludó el niño, y estiró la mano mientras sonreía—. Soy Harry, el mejor amigo de Emily.

Alex no pudo evitar sonreír. Harry era un niño lindo y alto. Y se veía que también era educado.

Tomó su mano y se la estrechó.

—Un placer, Harry. Yo...

—Alexander McKenzie —interrumpió y su sonrisa se hizo más grande—. Te he visto jugar. Soy fan.

Emily tomó la mano de Harry y lo impulsó hacia adentro.

—Le voy a mostrar toda la casa, ¿puedo?

Aunque estaba pidiendo permiso, ya habían cruzado el vestíbulo.

—Adelante —dijo y se le escapó una risa.

Todavía le decía Alex, pero andaba por su casa de manera tan relajada, casi como si fuera suya; como si viviera aquí. Se sentía bien. Cada vez se sentía un poco más que Emily era su hija. Moría por presentársela a su familia y verlos conocerse. Seguramente todos la querrían y todos la querrían a ella.

—Señor McKenzie.

Parpadeó y giró en el lugar. Se había olvidado de Irene Dunn. ¿Debería invitarla a pasar? Dijo que quería conocerlo, pero ¿a qué se refería exactamente con eso?

Quizás quería quedarse mientras su hijo estuviera aquí. Alex sabía que los padres hacían eso estos días.

—Quiero conversar contigo.

Eso supuso.

Alexander se puso se costado a la puerta y le indicó con el brazo que pasara. Ella se detuvo al cruzar el umbral y miró el vestíbulo con los ojos entornados. Cerró la puerta y se acercó a ella, sintiéndose algo inseguro, por alguna razón.

Lazos irrompibles (Lazos II)Where stories live. Discover now