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Katherine

Mientras comía papas fritas de un recipiente que había robado de la mesa repleta de comida chatarra, Kate estaba bastante segura de que había subido de peso. Las yemas de sus dedos estaban cubiertas de aceite y sal, y sus labios se sentían paspados, pero las papas eran deliciosas y hacía tiempo que no se daba el placer de comerlas, así que sentirse gorda o no como que no le importaba demasiado en este momento.

Era verdad que comía más que antes y se daba más gustos, pero era la primera vez que descubría que comer te podía hacer sentir mejor. Era como si recién ahora hubiera descubierto el sabor de nachos con queso cheddar.

Observó en silencio cómo Irene saludaba a los padres de los compañeros y amigos de Harry. Su amiga se veía radiante, vestida con suéter blanco algo holgado, el cual llevaba con las mangas arremangadas y el frente metido dentro de una falda plisada y larga en rosa pálido que resaltaba su barriga. Había tenis blancos en sus pies y se había arreglado las ondas del cabello.

Como cereza del postre, estaba atardeciendo y los rayos dorados del sol la abrazaban como si pertenecieran a ella. Era injusto que se viera tan bonita. Recordaba haberse visto como una sandía de pies a cabeza cuando estaba embarazada de Emily.

Katherine nunca se había arreglado tanto para algún cumpleaños de Emily... ¿Acaso debería? Aunque en este caso, Irene estaba casada con un hombre que nadaba en dinero, ella no podía darse ese placer.

Aunque tampoco nunca había sido tan femenina como Irene. Prefería la ropa simple y cómoda, y evitaba los tacones siempre que podía. Ahora mismo, por ejemplo, andaba de Havaianas, jeans y una camiseta de mangas largas en rojo oscuro.

Decía que había subido de peso, porque tanto los jeans como la camiseta solían quedarle más holgados. Ahora sentía que los llenaba un poco más.

Escuchó un gritito agudo que le hizo buscar a Emily con la mirada, pero sonrió al ver que Harry y su amigo, Chace, la perseguían por el jardín. Esta vez, no era una fiesta de disfraces. Irene y Christopher habían alquilado inflables gigantes, por lo que había toboganes, laberintos, saltarines y demás.

—Al menos puedes intentar comer con la boca cerrada.

Katherine puso los ojos en blanco apenas escuchó la voz de Dallas a su espalda. Su "jefa" se sentó a su derecha y observó el recipiente medio vacío de papas fritas con desaprobación.

—Eso es puro colesterol. Lo sabías, ¿verdad?

Kate resopló.

—¿Acaso Chris te contagió su fobia?

Dallas negó con la cabeza, provocado que su cabello corto y rubio flotara a cada lado de su cabeza.

—No, no realmente, es solo que luego de tener a Georgia comencé a fijarme más en esas cosas. ¿Tú, no?

Katherine asintió.

—Solo no le doy este tipo de comida. ¿Por qué crees que estoy comiendo esto ahora? Hace años que no me doy el placer.

Ella ladeó con la cabeza y la ojeó de arriba abajo.

—Sabes...

—Ey, Kate —fue interrumpida.

Ambas miraron hacia adelante y vieron a Ireland acercándose a ellas. Ahora mismo, estaba teñida de castaño oscuro y hacía que su piel pálida y el azul de sus ojos resaltara.

—¿Sí?

—¿Tú también estás embarazada?

Dallas giró a mirarla con una ceja enarcada y los labios pintados de rojo en una sonrisa ganadora.

Lazos irrompibles (Lazos II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora