Capítulo 2.

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Solo quiero ver la luz, aunque me dejé ciego, solo quiero ver la luz — San Holo.


La vida es buena para una persona como yo, no demasiada buena, pero es justa, aunque a veces me gustaría hacer más cosas, viajar más, tener más libertad para decidir, hacer más cosas.

Después de mandar a mi jefa a la oficina principal en el piso quince, me dispuse a comenzar con mis obligaciones de todos los días, hice algunas llamadas de confirmaciones de citas para mi jefa con algunos editores, ordené su comida, llamé a su chófer para que recogiera su ropa de la tintorería y por supuesto llamé a mi mejor amiga aquí.

Margarita, aunque yo le digo Maggie.

No le gusta, pero tampoco le disgusta. Así que mientras no me pida ella que le diga de otra manera o que deje de hacerlo, no lo haré.

Maggie era la asistente de Lorenzo, el jefe de jefes, así que si había alguien de quien debías de ser amiga para enterarte de todo lo que ocurría aquí, era de ella.

Aunque no era por eso que nosotras éramos amigas.

Éramos amigas, porque nos entendíamos bien, porque nos cuidábamos y porque no había nadie más en el mundo que me escuchara como ella.

—Y entonces... ¿qué crees que sea lo que le digan ahí arriba? —Dijo ella del otro lado de la bocina.

—¡No lo sé y lo peor es que la curiosidad me está matando!

—Tranquila mujer que, si te vuelves loca, aún tendrás que pagar muchas deudas. —Eso es lo que nunca he entendido de ser una adulta, ¿de dónde carajos salen tantas deudas?

—Lo sé, lo sé —respiré una y luego otra vez y me calmé— justo por eso te he llamado, necesito el chisme en cuanto ella salga de la oficina de tu jefe.

—Amiga sabes que amo el chisme, pero lo que me pides esta vez, sólo esta vez, no lo podré lograr.

—¿Porque? —Le pregunté algo preocupada al mismo tiempo que me enderezaba en mi silla.

—Porque se han encerrado a puerta cerrada.

Eso no es bueno. Eso no es nada bueno.

—Mataría por saber que está pasando ahí dentro.

—Yo también, la verdad es que es desesperante tener esas puertas de cristal todas transparentes y no saber qué demonios pasa realmente ahí, quiero aprender a leer los labios sólo para saberlo —del otro lado de la bocina, escuché como la chica soltó un poco de aire frente a la bocina del teléfono, odiaba que hiciera eso, ella lo sabía, pero también sabía que era un claro signo de su frustración porque yo también estaba igual— ¡Oh Carajo!

De la nada, Maggie colgó la bocina estrepitosamente, seguramente la habían descubierto y ahora estaban por llamarle la atención, como siempre.

Luego de dos segundos entendí por qué.

Me llegó un WhatsApp de Maggie.

¡3312!, ¡Tú jefa está que la lleva el demonio! ¡Va para haya ahora mismo!

¡Demonios!

Me levanté de la silla, lo más rápido que pude, solo para recibirla de nuevo, pero ella me ganó, estábamos a dos pisos solamente del principal, por lo que le tomó exactamente cinco minutos llegar a nuestro piso, gracias al elevador.

Pero apenas me miró, solamente pasó de largo y comenzó a destrozar cosas dentro de su oficina. Nunca la había visto así, solo aventaba cosas a diestra y siniestra, sin importarle si las rompía y las destrozaba en mil pedazos.

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Where stories live. Discover now