Capítulo 15.

336 37 0
                                    


Cuando me encuentro en tiempos de problemas, 

La madre María viene hacía mí diciendo sus palabras sabias, 

Déjalo ser, déjalo ser... — The Beatles.


Al día siguiente me sentía mucho mejor, mucho más alegre, mucho más hambrienta, con ganas de hacer más.

Por lo tanto, me decidí a llamar a mis amigos y por supuesto a mi jefe para reportarme con cada uno de ellos.

Hable con cada uno de mis amigos, departamento por departamento, solo llamaba al conmutador y pedía a Nelly de conmutador que me comunicara de uno a uno y luego le pedía a ese otro departamento que me enlazara al que seguía en la lista, hasta que llegue hasta mi jefe.

Leonardo me contesto serio y sobrio, como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros y aunque debo reconocer que no me gustó tanto que hubiera decidido negar todo, lo preferí así por el momento. Después de todo aun no decidía si regresaría o no al lugar que por tanto tiempo se sintió como un hogar, como una familia para mí.

—¿Así que te quedarás una semana?

—Sí, son órdenes del médico, por lo menos una semana hasta que esté bien.

—Me alegro de oír que por lo menos tu sentido del humor no ha sido comprometido por el ataque.

—Eso jamás cambiará de mí, ni siquiera la muerte podrá quitarme eso.

Él hombre río del otro lado de la línea como si nada hubiera pasado. Como si aún estuviéramos intentando estar bien, ser amigos. Pero nada es lo que parece.

—Pero tú estás bien, ¿cómo realmente bien?

—Sí, estoy bien.

—¿Puedo ir a verte?

—No me dejan recibir muchas visitas. —Dije, aunque era una mentira.

—¿No es que realmente no quieras verme porque tienes miedo de mí?

—Yo no le tengo miedo a nada. —Dije algo molesta.

—No, solo le tienes miedo a lo que puedas llegar a sentir por los demás.

—Mira te garantizó, que no se dé qué demonios estás hablando.

—Vamos, Iris, tú y yo sabemos que esto te paso por no hablar de lo que sientes y sí lo sigues haciendo vas a empeorar.

—¿Qué crees que es lo que tengo que decirte a ti? Dime.

—Que no dejas de pesar en mí, como yo lo hago de ti.

—Estás delirando sí crees que eso es cierto... —Le dije riéndome sarcásticamente porque estaba claro para mí, ahora que nunca jamás podría enamorarme de un hombre como él—. No siento nada por ti, no pienso en ti, solo quería ser tú amiga, quería que te sintieras bien, pero lo único que hiciste todo el tiempo que compartí contigo fue hacerme menos y sí tengo que admitir que alguna vez pensé que podría haber algo más entre los dos, pero eres desesperante, me acosas y no lo admites y quieres meterte en todo a la fuerza ¡y así no se hace idiota! Y si realmente piensas eso de mí, ¡lo mejor será que no vuelva ahí jamás! —Colgué el teléfono.

¿Qué demonios había hecho?

Estaba tan molesta, sentía tanta ira bullir en mí que no creía que nada me hiciera sentir menos molesta.

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora