Capítulo 7.

437 56 3
                                    


Solo quiero ser parte de tu sinfonía, 

¿Me abrazarías fuerte y no me dejarías ir? — Zara Larsson.


Más tarde ese día, los ánimos estaban por los suelos en casa, pero por suerte mi padre aún no se había aparecido ahí. Por lo que por la tarde convencí a mi hermana de hacer unos muffins caseros.

Esa actividad no sólo era algo que las dos disfrutábamos, sino que también amábamos comer, por lo que me pareció buena idea para relajar los ánimos en la casa.

—Saca los ingredientes para comenzar.

—¿Te sientes mejor?

—Sí, pero me sentiré aún mejor cuando coma mis muffins de chocolate —dijo ella riendo y quitándole importancia al elefante dentro de la habitación. Eso era lo que más amaba de mi hermana pequeña, su optimismo, ante todo.

—Lo sé, yo también —le dije mientras sacaba la mantequilla del refrigerador.

—¿Dónde guardamos la harina?

—En la alacena —pero justo cuando iba hacia las dos puertas donde guardábamos casi todos los ingredientes secos de la casa el timbre sonó. Mi corazón se detuvo.

—Yo voy, quédate aquí —dije rogando con la mirada que no fuera él.

Caminé lo más lentamente posible hacia la puerta y me detuve en ella unos segundos.

Luego la abrí de par en par. En cuanto lo vi se me cayó en alma a los pies.

—¿Pero qué demonios hace usted aquí?

—Hola —dijo él sonrojándose. Demonios se sonrojo, ¡se sonrojo!!! 3312, tenemos un 3312 grito mi ser. ¡Mi pequeña conciencia grito 911, 911!!!!

—No ha contestado mi pregunta —le dije tratando de parecer lo más molesta posible.

—¿Quién es? —Dijo mi pequeña hermana Emma apareciendo detrás mío medio asustada, medio intrigada. ¡Oh no! Solo era cuestión de tiempo para tener a los demás miembros de mi casa aquí. Tengo que deshacerme de él!

—Hola, mucho gusto soy Leonardo, el jefe de Iris.

—¿Eres su jefe? —Dijo mi hermana que ya salía de detrás mío para apreciarlo mejor, me miro y se rió.

—No —le dije en apenas un susurro bajo, ¿para que él no le pudiera escuchar— ¿Y qué hace usted aquí?

—Me preocupe cuando llamaste en la mañana y aunque Maggie me aseguró que tú solo faltas cuando es realmente necesario, quería asegurarme de que no necesitaras algo.

—No necesito nada.

—Lo sé, sé que eres una mujer bastante independiente, por ti sola.

—Me alegra que lo haya notado, lo invitaría a pasar, pero no es un buen momento.

—Comprendo —dijo él dando un par de pasos lejos de la entrada— Solo quería asegurarme de que estuvieras bien.

El hombre se iba a ir y por supuesto yo no lo detendría.

Pero mi hermana sí.

—¿Le gustan los muffins? —¡¡¡No!!! ¿Porque Dios? ¿Por qué?

—Sí, ¿Por supuesto a quien no le gustan? —Dijo él aceptando entrar también a la casa.

Observé como mi hermana le hablaba de un montón de cosas, la escuela, los colores que usaba cuando pintaba y lo mucho que le gustaba su colección de libros, le mostró su arte y le dijo que esperaba convertirse en una pintora algún día como nuestra madre, y él a cambio le dijo que cuando era chico quiso ser una astronauta, que amaba el chocolate y que le gustaba mucho el arte.

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Kde žijí příběhy. Začni objevovat