Capítulo 9.

423 53 1
                                    


No quiero saber lo que es vivir sin ti, 

No quiero conocer el otro lado de un mundo sin ti — Ruelle.


Son demasiadas cosas para contarlas todas, las que pudieron ser y no fueron para vivirlas con él. Y es mucha historia, mucha, demasiada quizás, pero haré lo que pueda para que me entiendas, contaré desde el principio porque estuvimos juntos y porque no volveremos a estarlo jamás.

Nos conocemos desde que me mude aquí, yo tenía menos de dos años. Mis padres compraron esta casa y de pronto toda era genial, aquí crecí, aquí nació mi hermana menor, aquí me caí de la bicicleta a los seis años, aquí me besaron por primera vez (en el patio trasero), aquí me enamoré y me rompieron el corazón por primera y última vez.

Pero, aunque lo conozco de casi toda la vida, no éramos muy buenos amigos o buenos vecinos, en realidad los dos nos odiábamos, quizás demasiado.

Él decía que yo era una sabelotodo y apretada insufrible y yo decía que él era una cabeza hueca frívolo y conquistador. Nada de eso era cierto, bueno casi nada, excepto la parte de conquistador y sabelotodo, porque hay que reconocer que, si lo éramos, creo que los dos en la misma cantidad en diferente situación, pero lo éramos.

En fin, sucedió una buena noche de verano, las clases ya habían terminado una semana atrás, no había mucho que hacer más que ir al cine o a pasar el rato en el campo de juego de la única preparatoria que había en la ciudad.

Como dije no somos una ciudad muy grande, por lo mismo nos conocemos todos. A donde vayas todo lo que digas y hagas será usado en tu contra. Siempre.

De lejos se escuchaba música estridente y se manejaba un ambiente bastante animado.

Ese día, o más bien esa noche, había ido con mi muy reducido número de amigas y amigos (y mi novio de ese entonces, Santiago) al campo de juego. Se celebraba una fiesta, como casi todas las noches de verano desde que las clases terminaron.

Sin embargo, cuando llegamos me sorprendió que en esta ocasión todos los de último grado estaban ahí. Nos quedaba tan poco para graduarnos, solo un año para algunos, pero para mí era mucho menos.

Y tan poco menos para irme y cumplir mi sueño de estudiar Periodismo en una de las mejores universidades del país. Mi plan era ser la mejor periodista del mundo, la mejor reportera antes vista y luego escribiría un libro en el que por supuesto sería la mejor escritora, sabía que podía lograrlo.

Y sería feliz por fin y libre de todo y todos, de las responsabilidades de mi vida diaria, tenía el plan perfecto, lo tenía todo en la lista.

Incluso tenía posibles escenarios previstos de lo que podía salir mal o bien, pero nunca preví lo que paso esa noche.

Yo nunca había bebido, nunca me había comportado indecentemente o irresponsablemente, como diría mi abuela, jamás había hecho nada malo, tenía diecisiete años, por amor de Dios, jamás había hecho nada malo en mi vida.

—Vamos, sabes que quieres —me dijo mi novio Santiago, era el capitán del equipo de ajedrez, pero no era un nerd escondido como siempre se ha pintado a los chicos inteligentes e intelectuales. No, él era todo, guapo, bien parecido, caliente, inteligente, atractivo y tenía unos abdominales anormales para su edad. Así que si, ahora en su auto posiblemente cualquier chica en la escuela quisiera estar con él, cualquier otra chica menos yo.

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Where stories live. Discover now