Capítulo 39.

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Una última vez, necesito ser yo quién te llevé a casa — Ariana Grande.


Sabes que algo está muy mal contigo cuando ya has perdido más de una vez el conocimiento y no sabes dónde estás o a donde te llevan.

Después de que Valentina/Gabriela me dio una buena golpiza, que gracias a Dios resistí por los duros entrenamientos de arte marcial mixta, me llevó a rastras hacia una camioneta, me cubrieron los ojos, así que no se hacía dónde me están llevando.

Es extraño como nunca pensamos en la muerte, hasta que la tenemos de frente, hasta que sientes el dolor por los golpes, hasta que sientes que no puedes dejar de escupir la sangre, hasta que sientes que no puedes ya respirar más porque te duele lo mismo que si estuvieras muerta.

Siento que aquí es donde es justo pedir que mejor te maten ya de una vez.

Llevaba tanto dolor en mí, no solo físico sino también emocional, solo quería que esto terminara ya.


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Llegamos al apartamento del doctor. Lo primero era el reconocimiento externo, por lo cual ambos vimos por las ventanas, a ver si había alguien, no había rastro de que alguien estuviera por ahí.

—¿No ves como que la casa está demasiado callada y ordenada para que alguien viva aquí? —Dijo Ariana a mi lado, le indiqué que nos metiéramos a la casa por la parte de atrás con la mano y me siguió sin hacer mucho ruido.

El lugar parecía casi desierto, era un lugar perfecto para hacer lo que se te diera la gana sin que nadie se diera cuenta, me recordaba a una película de terror, porque el doctor no tenía muchos vecinos, el más cercano estaba por lo menos a medio kilómetro.

Aislado y alejado. Perfecto para cometer un asesinato.

Eso envió escalofríos a todo mi cuerpo, con solo pensarlo.

Observé las paredes, la casa parecía una cabaña como en la que Iris y yo estuvimos hace nada de tiempo, busqué debajo de piedras, macetas y luego, cuando me estaba resignando a la idea de que iba a tener que romper el vidrio de la parte trasera para poder entrar, debajo del tapete que decía "BIENVENIDOS" estaba un repuesto de la llave.

Se la enseñé a Ariana sin hacer ruido, ambos sonreímos.

Desenfundé mi arma de manera delicada antes de entrar en la propiedad, tomé una linterna y los dos entramos, ella detrás de mí, siempre.

Sabía que Ariana no repararía en hacer todo tipo de comentarios, así que antes de que si quiera la chica lo pensará, le pedí que guardará en silencio, en caso de que nos encontráramos con algún habitante malhumorado.

Era una casa grande, pero modesta, había muy pocas habitaciones, la cocina por donde entramos, un pasillo que conectaba casi toda la casa, en apariencia una casa sencilla. Demasiado simple diría yo, para albergar a dos locos.

Estaba revisando a primera vista, dando paso por paso, teniendo mucho cuidado cuando en la mesa de la cocina encontré algunas vendas, alcohol y una vasija con agua y sangre diluida.

—¿Es de...? —Dijo Ariana detrás de mí.

—Debemos pensar que no, debemos ser optimistas. —Le dije antes de que la chica se echará a llorar. Caminé un poco más por ahí, no había nadie, así que comencé a hablar— Bien, no hay nadie, puedes hablar.

De Regreso a Ti. Trilogía: &quot;Viva la Vida I&quot;.Where stories live. Discover now