Capítulo 26.

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Es mi vida, No lo olvides — No Doubt.


Después de pensar mucho que hacer con mi día, decidí llamar a Diego y regresar a entrenar a Damián.

Salí de mi casa esperando a que él Detective me siguiera de lejos o por lo menos a una distancia prudente como para darme mi espacio, no quería tenerlo ahí, pero debía de acostumbrarme a que esto seguiría al menos por una temporada o por lo menos hasta que atraparan a Leonardo.

Caminé por la calle como siempre con mi ropa deportiva, mi mochila cruzada por el hombro y mis audífonos llenando mi cabeza de música que me ayudaría a no pensar que de nuevo estaba aprisionada en una torre.

La torre era la ciudad y el opresor eran el Detective y Leonardo, que a pesar de saber que yo podía con lo que sea que pasará no me dejaban sola nunca.

No le dije esto a Kieran, pero ayer en la noche recibí otra llamada de Leonardo. Solo dijo eso, nunca te dejaré sola y yo realmente comenzaba a creerlo.

Llegué, dejé mis cosas en mi sala privada y luego me subí al ring a estirar un poco.

—Pareces molesta esta mañana, campeona. —Dijo Diego cuando me vio llegar.

—Lo estoy, ves a ese Detective detrás de mí —Diego asintió sin dejar de verlo— Cree que no puedo con un idiota que me está molestando, se cree mi guarda espaldas personal.

Diego se echó a reír. Exactamente esa reacción estaba esperando, alguien que supera y reconociera que nadie, absolutamente podía derribarme.

—Nadie podría contigo, cariño, nadie.

—Intenta explicárselo a él, no sé porque todos los hombres están acostumbrados a ver solo la debilidad de la mujer, ¿qué tanto les molesta ver a una mujer, fuerte, segura e independiente?

—Campeona, tú sabes cómo te admiro, has llegado lejos por ti misma y aunque eres un ejemplo para tu género, no es por eso que creo que puedas con todo lo que se te presente.

—¿Entonces por qué?

—Porque lo sé, te he visto en combate, eres una campeona, naciste para esto, aunque no te gusta que te lo digan.

—Gracias. —Dije intentando no sonrojarme por tanto cumplido.

—Me recuerdas a mi difunta esposa, era una mujer de carácter fuerte, dispuesta tomar siempre al toro por los cuernos, era mi ejemplo a seguir, por ella puse el gimnasio, este era nuestro sueño, cuando falleció, fue todo lo que me quedo de ella.

—Nunca me habías dicho eso.

—Sabes nosotros nunca pudimos tener hijos propios, por eso quiero tanto a mi gimnasio y a mis chicos que compiten aquí, son como mis hijos.

—¿Me consideras una hija? —Dije tratando de controlar una lágrima que se quería escapar por un lado de mi ojo. Nunca, jamás, Diego me había hablado de esa manera, jamás, ni mucho menos contarme nada tan personal.

Nuestra relación no era así.

—Por supuesto que eres como mi hija, de hecho, eres a la que más quiero.

No me aguanté y corrí a abrazarlo. Él me respondió al instante.

—Mi niña. —Me dijo al oído. Me separé de él y me sonrió, yo le respondí de vuelta.

—Gracias, lo necesitaba.

—Aunque no lo creas, yo también lo necesitaba, todos necesitamos un poco de amor y cariño de vez en cuando en nuestras vidas. -Me dijo siguiendo sonriendo para mí. Entonces vi hacia atrás al detective quien me cuidaba desde la puerta desde que había llegado.

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum