Capítulo 33

384K 28.1K 4.4K
                                    

🦋

🦋

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


T E S S A N D R A

Sus dedos juegan en mi abdomen y espantan mi sueño Le doy la espalda medio adormilada solo para ver su reacción. Me hace sonreír entre sueños cuando me envuelve y pega su cuerpo desnudo al mío. La luz de la mañana me golpea en los párpados cerrados, los apretujo para evitar la molestia; no quiero levantarme porque se siente estupendo estar así con él.

Sus manos descienden por mi torso con infinita paciencia, manda un cosquilleo abrasador a mis terminaciones nerviosas. Me retuerzo y gimo con la voz rasposa, Dan suelta una risita juguetona.

—Quiero despertar todas las mañanas así —dice.

—¿Eso es una propuesta de matrimonio? —cuestiono en medio de un bostezo, sus yemas siguen jugando con mi piel de manera tierna, pasean de aquí para allá.

—Si te digo que sí, ¿qué dirías?

—Que no, necesito un mejor esfuerzo de tu parte, esta propuesta apesta —suelto a lo que se carcajea, puedo sentir las vibraciones de su pecho en mi espalda.

—Totalmente de acuerdo. ¿Puedo tomar una ducha antes que la abuela Sophia confirme que incendiamos la casa?

—Sí.

Dan se levanta y cierra la puerta después de entrar al cuartito.

Me visto con unos shorts y una blusa de tirantes, deslizo mis pies en mis pantuflas portadoras de unas largas orejas de conejo, y salgo de la habitación. Espero que mi abuela no haya visto nada indecente, aunque sé que no haría un escándalo ni nada parecido; es una abuela de otro mundo.

La casa huele a omelete, el olor me hace caminar a la cocina. Sophia sonríe y me señala la barra con la barbilla para que tome asiento.

—Omelete, crepas de cajeta, avena y jugo de naranja... ¿Crees que le guste? —pregunta, entretanto le doy un trago a mi vaso.

—Te adora, abu. —Giro los ojos.

—Ese chico no solamente ve tu brillo, está encandilado contigo. ¿Ya arreglaron sus diferencias?

Fue más que eso, reprimo la sonrisa que quiere extenderse al recordar nuestra reconciliación.

—Sí. ¿De qué hablaron por teléfono? ¿Qué discurso le diste? —Mi abuela ni se inmuta, sigue bañando las tortitas para las crepas con cajeta y acomodando rodajas de plátano y fresas en ellas—. Abuela...

—Nada importante, Tessy.

—No me avergonzaste, ¿verdad?

—No, cariño, no me atrevería a avergonzarte.

Deja en la barra el desayuno y se sienta frente a mí. No le quito la vista de encima, quiero saber cómo hizo para que el chico llegara, cómo lo localizó; pero sé que no obtendré respuestas porque Sophia es demasiado obstinada.

Gardenia © ✔️ (TG #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora