CAPÍTULO IV

349 21 7
                                    

Hay un rayito de la luz del sol que ilumina mi rostro, se ha filtrado por las cortinas y es lo que me ha despertado por la molestia de sentirlo ahí. Ya es hora de levantarse y sonreír en el mundo real aunque no quiera y aunque no tenga ni la más mínima gana de levantarme, hoy es un nuevo día, una nueva oportunidad. Una nueva voz que me dice que él estará igual a estos días en su sueño profundo, conectado a unas máquinas que sin ellas prácticamente no podría vivir, ajeno al sufrimiento que nos está produciendo verlo en esas condiciones poco reconfortantes.

Hoy no he llevado una docena de rosas rojas sino una sola flor, que acompañará a las otras que están aún casi intactas y quiero que mientras yo no esté a su lado sean ellas su compañía, su rostro a pesar de que tiene crema que ayuda a sanar las heridas es hermoso, sus delicadas facciones, su nariz recta, su largas pestañas, parece estar sereno, sin preocupaciones, ajeno a lo que pasa en este mundo y ajeno a mi presencia, a mi contacto, a mis lágrimas que comienzan a descender hasta su rostro delicado, sus labios son de tonalidad rosa opaco.

— ¿Es impresión mía o cada día estas más guapo? No, no es impresión mía, tú eres guapo por naturaleza, ¿sabes? Ayer después de que vine a verte tu hermano me dijo que quería hablar conmigo no sé para qué pero accedí a hablar con él esta tarde, solo será una conversación. En la universidad me ha ido muy bien, espero que tú puedas estar conmigo ese día o bueno por lo menos puedas estar ahí como lo que siempre has sido un profesor más, no me importa en qué posición estés solo quiero tenerte ahí. — Mi celular suena y me saca de mi pequeña conversación.

— Dali, estoy en tu edificio pero me dicen que no estás. ¿Dónde estás? — En su voz noto un poco de reproche.

— Hola Clare, estoy haciendo una visita y me demoro un poco, ¿te parece si te invito a cenar esta noche? — Sé que en parte le estoy ocultando la situación pero me es complicado contarle lo que sucede de una u otra forma no quiero que nadie lo sepa, no quiero que le tengan lástima.

Percibo su mal genio pero no puedo hacer más. — Espero que tengas una buena explicación para hacerme esperar hasta la noche, yo compro el postre. — Menos mal ha comprendido aunque fuese a regaña dientes.

— Gracias Clare, por favor que sea de café, bien sabes que el chocolate no me gusta.

— ¿Eres de este mundo? — Su sarcasmo es mejor que el mío.

— Sí, lo soy, pero sabes que el chocolate no me gusta, ¿qué tiene de malo eso? — Enserio, hay personas como yo que no nos morimos por el chocolate, simple.

— Esta bien café para ti y para mi uno más grande de ¡chocolate! — La última palabra la dice casi gritando pero bueno.

Mi atención está de vuelta al guapo hombre que duerme en esa cama tan fea de hospital. — Mi pequeño gran valiente, haces mucha falta, recuerdo cuando salías a recorrer el campus y yo como una boba me quedaba viéndote sin entender cómo es que un hombre como tu puede estar solo y en ocasiones triste, porque a pesar de que siempre estabas con una sonrisa en tus ojos podía ver la carga que llevas por dentro, en esos ojos color cafés hay días en que se desataba un caos completo, El aparentemente casual caos de la vida.* Te extraño mucho, despierta cariño, despierta que quiero contarte una larga historia en donde tú eres el protagonista y al final eres feliz. — Acaricio su rostro. — Duerme mi pequeño gran valiente, sueña con mi cariño. Piensa en que será pasajero este sueño, que yo te cuidaré, como a un pequeño niño, que siempre admiraré. Sigue a las mariposas, que ellas te darán la fortaleza, para salir de este sueño, al que injustamente has caído. — Descansa Alex, por favor si en tus sueños me aparezco por ahí abrázame y bésame mucho, necesito saber que en la más remota idea de tu cabeza y posibilidad del cosmos piensas en mí, que cuando te hablo tú me escuchas y eres consciente de que yo estoy aquí contigo y que no pienso dejarte solo, pero por favor aguarda.

ESTA VIDA Y LA OTRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora