ESTA VIDA Y LA OTRA.

CAPÍTULO V

Para mí compañía en esta travesía, Ligth19 con amor.

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Ya ha pasado una semana completa desde el accidente, Alex no mejora, sigue estando pasivo, indiferente a todo, en su sueño profundo, no sé si en sus sueños logra escucharme o no, si logra sentir cada una de las caricias que le hago, no lo sé, esta semana se me hizo lenta. He decidido llevar una barbera, ocho días sin afeitarse es mucho y más cuando se es un hombre tan velludo como él. Aunque es la primera vez que hago esto, pero no me ha ido tan mal, no lo corté ni nada por el estilo menos mal. Sus heridas van sanando de a poco, todos los días aplico la crema en su rostro y eso le ha ayudado. La herida de su estómago aún sigue delicada pero según el médico es normal que esa se demore en sanar.

Dante tuvo que marcharse el sábado sin antes invitarme a desayunar quería nuevamente recomendarme a su hermano, a lo que yo le aseguré que no lo dejaría solo, que mientras estuviera en mis manos él no estará solo, no podría y no quiero. También me dio su número móvil por si se presenta algún inconveniente lo llamara, no importa la hora, es un buen hermano dentro de todo pero como me dijo Luciano él también tiene su vida allá, no puede sacrificar las dos cosas que están en la balanza de su vida.

Este fin de semana todo fue tranquilo, aunque las horas no corrían como quisiera, estuve hablando con Sara y me hizo entender que para poder comenzar algo bien debo cerrar las puertas a aquello que no me ayuda a seguir adelante con tranquilidad. Ella siempre sabe que decir en los momentos en los que ni yo misma sé cómo pensar o cómo actuar. Bien dicen que la experiencia te hace sabio.

El domingo mientras yo le ayudaba a Sara a realizar las tareas del apartamento una pequeña hobbit se coló en mi apartamento y lo único que hizo fue robarme la atención de Sara, convencerla de le hiciera tarta de manzana que es mi favorita y normalmente solo me la hace a mí, que le diera de mi helado de café y la consintiera todo el rato que estuvo en el apartamento, la pequeña hobbit no hizo nada productivo, sólo molestar, hacer desorden y hacer miles de preguntas que obviamente me negué a responder, básicamente intenté ignorarla pero con esa intensidad se me hacía difícil, al final para callarla opte por prestarle mi Xbox, que se concentrara en algún juego así se podría callar y de helado para que no se levantara.

Andrew pasó por ella a medio día para llevarla a almorzar, por supuesto no quiso salir de mi apartamento así que los invité a almorzar, realmente habían dos opciones para mi invitación: a) pedir domicilio y b) que él cocinara. Este hombre es estupendo escogió la b mientras el hacía el almuerzo yo lo supervisaba, lo mucho que yo había hecho era comerme una manzana y buscar el vino con el que acompañaríamos la comida. Sara no quiso esperar al almuerzo y decidió irse para pasar la tarde con su hija, era más que claro que no le iba a rogar para que se quedara primero fue el uno que el dos. Y el dos estaba en buena compañía no por la monstrito sino por el papá de ella.

Debo admitir que Andrew cocina muy bien, se adueñó de la cocina por completo ni yo en los cinco años que llevo viviendo aquí lo he logrado y se paseó por ella con total fluidez, aparte de ser un buen escritor es un buen cocinero ¿qué otra sorpresa tendrá? Lo mío era servir el vino para él y para mí, para la hobbit una limonada que había preparado Sara antes de irse porque según Sara la niña no puede tener el mismo vicio que yo, cada vez que puede me regaña porque según ella tomo mucho vino, la verdad es que solo lo uso a modo de escapatoria y porque me gusta. ¿Qué tiene de malo eso?

Ya en la noche él había logrado sacar del apartamento a la monstrito, prometiéndole más helado y algo le tuvo que haber dicho para que ella inmediatamente saliera de aquí. Yo me había quedado sola, no hice mucho más que leer, imaginar mil historias, mil maneras de ser feliz, pero siempre llego a la misma conclusión la felicidad y yo no vamos por el mismo sentido del camino.