CAPITULO XII

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Escucho unas risas provenientes de la planta baja del apartamento y me siento de estupefacto en la cama, recuerdo que Elena estaba durmiendo conmigo y Alex en la habitación continua, me dejo caer nuevamente en la cama, después de unos minutos corro al baño, tomo una ducha no muy larga y me pongo unos pantalones verde militar, una blusa holgada blanca, con lindos tacones negros y un saco largo negro; dejo mi cabello al natural y listo.

Voy bajando las escaleras y creo que algo peor a un huracán pasó por la cocina, hay harina por doquier, la pequeña hobbit está como un payasito, harina en su cabello, cara y está haciendo un intento de amasar la harina, creo que está haciendo palitos con la harina. Desvío la atención a Alex que está con uno de los delantales que suele usar Sara, me causa gracia verlo así con harina en el rostro.

— ¿Se puede saber que están intentando hacer? — La monstrito coge un poco de masa, mi cocina es un desastre, creo que a Sara le daría el soponcio de ver la cocina de esta forma.

— ¡Ada! Mira estamos haciendo arepas. — Mira a Alex como buscando su aprobación a lo cual él se la da. — Estamos haciendo un rico desayuno para ti Ada.

— Gracias pequeña hobbit. — Me acerco y le doy un beso en la cabeza. — Gracias por mantenerla ocupada ¿les ayudo? — Que diga que no, que diga que no. — ¿Arepas?

— Estaba despierta hace rato, la oí en el piano y le propuse que hiciéramos el desayuno para ti pequeña dormilona. — Me dice mientras voltea las arepas. — Aprendía a hacer hace mucho tiempo, me gustan. — Nota mental: este hombre sabe cocinar y eso se ve apetitoso.

— Gracias, ella es una niña particular, parece que nunca se le acaba la energía. — Digo mientras la miro machacar la masa. — ¿En dónde estuviste?

— Me he dado cuenta. — Dice mientras recoge algunas de las arepas sin asar de la monstrito. — En Colombia, durante cinco años. — Nota mental dos: es italiano pero ha viajado por todo el mundo.

El desayuno está exquisito, por fortuna no tuve que hacer nada ya que Elena y él no me dejaron hacerlo, menos mal por ellos dos. Elena está feliz al parecer no recuerda que le pasó anoche o está tan ocupada con Alex, parecer estar fascinada con su presencia. Alex está encantado con ella, la mima y la trata bien, debo admitir que el desayuno me sorprendió arepas asadas, chocolate caliente, queso y huevos en tortilla, normalmente Sara me hace algo más liviano, fruta jugo o algo así pero me encanta esta clase de desayuno, me encanta que esto sea hecho de las manos de él y de ella también, sus arepitas son más pequeñas que las que hizo Alex pero están aún más deliciosas para mí.

— Hobbit a bañarse, me acompañarás hoy a hacer unas vueltas, ¿bueno? — Asiente feliz y sube corriendo a mi habitación. — Yo lavo los platos, es lo mínimo que puedo hacer. — Digo mientras recojo todos los platos y los llevo hasta la cocina. — Alexander enserio muchas gracias, no debiste molestarte tanto en hacer todo esto. — Digo mientras señalo a mí alrededor. — Cocinas muy bien.

— Un pajarito me dijo que la cocina y tú no son grandes amigas. — Pequeña niña. — ¿Qué tienes que hacer hoy?

— Elena es un pajarito muy parlanchín. — Termino de secar los platos. — Tengo que ir a ver a mi abogado, hay unos asuntos que quiero aclarar y lo necesito a él.

— Tengo que ir a buscar unos documentos del hospital y reunir otra información para mañana ya que me reuniré con el consejo directivo de la universidad pero me gustaría verte más tarde. — Se acerca a mí, doy dos pasos atrás pero quedo atrapada entre el mesón y él. — Podemos salir con Elena, si quieres.

— Llámame. — Le doy un beso en la mejilla y escucho que la monstrito me llama.

Veo como Alex va con una sonrisa pícara, yo quedo con los nervios a flor de piel y un zoológico en mi estómago, él tiene algo a lo que yo no puedo resistirme, cuando estoy a su lado los nervios no me abandonan y se me pasan mil cosas por la mente, cosas que le haría encantada.

ESTA VIDA Y LA OTRA.Where stories live. Discover now