CAPÍTULO XVI

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Abro los ojos con pereza, la verdad dormir mientras llueve es lo más relajante que hay, se descansa mucho en estas situaciones. Me siento en la cama y me quedo mirando hacia el piso atontada e ida, escucho ruido como de unas ollas lo cual me indica que Sara está ya aquí, de inmediato me acuerdo que tenemos compañía.

Salgo de la cama medio dormida y a decir verdad debo de tener un aspecto de espantapájaros, pero quiero saber si está dormida o ya anda dando lora por ahí. Miro el reloj son hasta ahora las ocho de la mañana. Continúa dormida, parece tan tranquila, tan dulce, en realidad la cama es más grande de lo que pensé o ella es muy pequeña para esta cama, creo que es lo segundo, en realidad se pierde en ella, si no fuera por su mata de cabello no sabría dónde está, ahora que me percato ella tiene un modo de dormir extraño, está atravesada de forma horizontal en la mitad de la cama. Niños supongo.

Apago la luz de la mesita de noche, me hace acordar a mí, cuando de pequeña no podía dormir si no era con música, la noche que la música no me acompañaba era porque dormía con mis papas, también decía que Ángela necesitaba de la música para relajarse pero mi mamá sabía que era yo la de la petición, hay ocasiones en las que aún conservo la costumbre, a veces me duermo con música para encontrar la paz que tanto se me pierde supongo que es bueno buscarla.

— Buenos días mi Sara favorita. — Le planto un beso en la coronilla.

— Buenos días mi niña. — Dice algo distraída. — Has despertado temprano. ¿Has dormido bien o tuviste pesadillas? — Ella sabe que cuando me despierto temprano es porque no he tenido una buena noche. Se acerca a mí y me abraza.

— La pequeña hobbit anda dormida. — Cuando termino de hablar ella deja caer el cucharon que tiene en la mano. Sus ojos abiertos como si le fueran a aplicar gotas me indican que la he tomado de sorpresa. — Andrew se tuvo que ir, me pidió que la cuidara por una semana. — Digo tratando de sonar despreocupada.

La veo asentir como si estuviera tratando de entender lo que le dicho. — Recuerda que hay que tener paciencia con los niños... al fin y al cabo niños son. — Sus sabias palabras como siempre.

— Ya lo sé Sara, debo admitir que me da miedo hacerme cargo de ella pero ya que, ya dije que sí. — Digo mientras sirvo el jugo de naranja para las dos. — La cuestión es que la monstrito es juiciosa, ayer estuvo viendo televisión, cenó y luego la acompañé a dormirse. — Me da a probar de lo que está haciendo para el desayuno.

Detiene lo que está haciendo y me observa. — Es normal que te sientas así pero recuerda que nunca fue culpa tuya, esos miedos debes de dejarlos atrás, hay toda una vida por vivir y tú no estás haciendo nada por seguir adelante. No te estanques, busca la forma de avanzar y ser feliz.

— ¿Cómo puedo ganarme la confianza de Elena? — Sin esperar me escucho preguntando.

Se acerca más a mí. — La confianza por instinto no se le da a cualquier persona, no importa si es un adulto o una niña como ella. — Toma entre sus manos las mías. — Solo hazle saber que contigo puedo contar, hazla sentir protegida, querida. Se tu misma con ella y demuéstrale que tú la puedes proteger.

Sin pensarlo la abrazo tan fuerte que me toca soltarla. — Te quiero Sara —Escucho mi nombre así que salgo de la cocina.

Cuando veo a la pequeña hobbit no puedo evitar reírme, está con su pijama de huellitas pero tiene una de mis batas levantadoras, pero no es cualquier levantadora es mi favorita, el cabello lo tiene hecho un desastre total, con sus pantuflas y su bebé. ¿En qué momento asaltó mi ropa? Se está frotando los ojos y bosteza, está medio dormida aún, sin embargo no tanto como para robar de mi closet la bata.

— Hola Ada. — Dice mientras camina hacia mí.

— Te ves muy linda hoy. — Le ofrezco el jugo que tengo en las manos. — ¿De dónde la sacaste? — Digo señalando mi bata.

ESTA VIDA Y LA OTRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora