El chico de la capa roja -Kaisoo-

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En pleno siglo XVIII, para ser exactos en 1791, Do Kyungsoo vive tranquilo en un pequeño pueblo llamado Busan, en territorio coreano, donde los árboles y el bosque los rodea, casi ocultándolos de todo el reino que los rodea. Los aldeanos trabajan en la tierra que entrega frutas y semillas, algunos pescan en el río que desemboca de lo alto, las mujeres se encargan de los pequeños y los quehaceres de la casa.

Kyungsoo no tenía un trabajo, pero tampoco se hacía cargo de su casa, su familia con una buena posición social, le daba ciertos privilegios, aunque jamás alardeaba de estos. Su apariencia delicada, su piel blanca y mejillas sonrosadas lo hacia uno de los chicos más lindos del pueblo y uno de los más deseados tanto para las doncellas y varones. Cartas recibe a menudo y solo las lee para luego responder con un agradecimiento y una disculpa por rechazar tan puros sentimientos.

Pronto cumpliría dieciocho años, tan solo quedaban treinta días y sus dieciocho llegarían y con eso el compromiso, su destino es desposarse con un Lord que no ama, Choi Minho un joven guapo y nombrado caballero por la reina y el rey, cualquiera lo envidiaría, pero él no sentía la dicha de contraer matrimonio sin amor. Ama la libertad, salir a caminar y leer innumerables libros viejos, disfruta de los paseos en el bosque, visitar a su abuela cada tarde y disfrutar de una taza de té mientras le cuenta viejas historias, no quiere terminar en desdicha, no quiere ser como su hermano mayor Baekhyun, que tuvo que casarse con Lord Oh Sehun, aun cuando su corazón le pertenecía al humilde herrero Park Chanyeol y esta consiente que aún hay amor, lo ve en los ojos negros del herrero y en las noches de llanto de su hermano. Suelen juntarse a escondidas con la compañía de la luna y el siendo cómplice de su amor clandestino.

¿Su destino seria el mismo? Con la diferencia que tal vez él pueda llegar a enamorarse de Choi, su corazón libre se lo permite. Pero aun así no quiere.

Su madre no lo escucha, y su padre está decidido a llevar el compromiso acabo y sumar más oro a los baúles.

Todo era demasiado injusto para él.

Su hermano no sabía cómo ayudarlo y tampoco podía pedir mucho bastantes problemas, tenía Baekhyun, para que ahora él sea una carga más.

Kyungsoo se mira en el espejo viendo su reflejo, sus ojos que mostraban un mundo de sueños y anhelos, se volvían tristes, su vida estaba por esclavizarse.

No sacaba nada con volver a insistir a su madre de no casarlo, y también que quería trabajar, había sacado excelentes calificaciones en la escuela que ofrecía el castillo, había asistido a clases con la clase alta, con caballeros y condesas, su madre había gastado una fortuna en pagarlo.

Había tenido la fortuna de conocer al rey y la reina una vez cuando asistía a las clases.

Había salido como el mejor alumno y eso le estaba dando la oportunidad de trabajar ahí, con los más pequeños.

Pero sus padres se negaban a la idea de que trabajará. Su madre decía como buen doncel debía quedarse en casa, ese era su lugar y ser el lindo adorno de un caballero.

En su rostro se forma una mueca y suspira con desgano, sale de su alcoba ya arreglado, cargando en su brazo la capa roja de la más fina tela. Su abuela Chung-Ah se lo había confeccionado y regalado cuando cumplía sus 17, ella habita en el bosque en dirección al este. La única área permitida para transitar.

Baja las escaleras llegando al salón, una habitación a la izquierda estaba el comedor, su madre tomaba el desayuno y su padre la acompañaba con el periódico y su café.

— ¿Ya saldrás? —Pregunta su madre mirándolo directo con sus fríos ojos azules, sus cabellos castaños casi dorados, se tomaba en un llamativo moño, y su piel tersa y blanca, lucia perfecta. Su madre en sus cincuenta aún se mantenía hermosa. La más hermosa del pueblo. Solo que su corazón parecía congelado.