Capítulo 1

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Negación.

—¡Maldición!

Esto no podía estar pasando, me niego maldita sea, debe de ser una maldita broma.

Venía de la estúpida enfermaría, el profesor Snape me había ordenado llevarla, pues no sé soltaba de mi. No podía creer lo que acababa de pasar, ¿Se abra dado cuenta? No. Granger no es más que una presuntuosa sabelotodo teórica.

[Flashback]

Mi primer celo había pasado hace ya algunas semanas, pero no me apetecía ir a clases por lo que simplemente alargue mi justificación un poco, disfrutando claro de la cura de mi mal.

Llegaba temprano, de eso estaba seguro, pero hoy no me apetecía sentarme con ninguno de los gorilas de Crabbe y Goyle. Abrí la puerta para ver una melena castaña sentada justo al frente, vaya, ya tengo un poco de diversión tan temprano.

Caminé hacia ella, su cara no se veía pues un gran libro de pasta verde, gruesa y hojas amarillentas por los años la tapaba, pero no hacía falta verle el rostro, pues sabía que esa melena de estropajo le pertenecía a la sangre sucia de Granger.

—Miren que tenemos aquí, no es nada más y nada menos que la rata de biblioteca.

—Dejame tranquila, Hurón estúpido.—Dijo sin levantar la mirada del libro, ¿Quién se creía?

—¿A quién le llamas hurón estúpido, maldita sangre sucia?

—¿Acaso ves a alguien más en el aula?

—¿No sabes que es de mala educación contestar una pregunta con otra?

—Sí, bueno, tú lo acabas de hacer, Malfoy.

—Cierra la boca, no tienes ningún derecho de mencionar mi apellido con tus sucios labios de impura.

—Soy mucho más pura que tú, hurón precoz.— Sonreí al instante.

—¿Precoz? ¿Así que tú molestia es esa?— Le dije con sorna.

—Mi molestia es que vivas.

—Oh, la ratita de biblioteca está celosa porque no ha podido probar la gloria del sexo, ¿No es así?

—¿A tí quien te dijo que no he tenido sexo?— Sin quererlo, se había comenzado a molestar más, había logrado mi objetivo.

—Por favor, Granger, podría apostar mi bóveda en Gringotts a que eres virgen.

—¿Porqué estás tan seguro?

—Ni si quiera has tenido tú primer celo, omega despreciable.

Granger bajó su libro con molestia en cada poro de su cuerpo, pero aún no podía verle la cara por su estropajo al que llamaba cabello.

—Tú ya no eras virgen desde antes de tu primer celo.

—¿Acaso estás al pendiente de mi vida sexual?

—No seas idiota.— Hizo una pausa.— Perdón, se me olvidaba que es imposible.

—Solo esquivas mi pregunta.

Tú eres mi destinadaKde žijí příběhy. Začni objevovat