"Había caido en la trampa letal de aquel león"
"Susan Zimmerman es una chica extraordinariamente hermosa, su trabajo como chef principal la ha elevado a las alturas por su comida y es proclamada como la mejor chef de Reino Unido.
Sin embargo se si...
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Los brazos fuertes de Nicholas estaban a mi alrededor, me encontraba acostada en su pecho, mientras admiraba su virilidad. Él en cambio, se encontraba masajeando mi cabello, haciéndome sentir en el cielo.
Un dolor un poco intenso se hizo presente en la parte interna de mi vagina. Sonrió, toda la acción de hace unos minutos me había dejado muy adolorida y exhausta. Y no era para menos, la virilidad de Nicholas tenía un buen tamaño.
Deliciosamente bueno...
FlashBack
¿Preparada?
Luego de haberle dicho a Nicholas que sí—debo decir, un tanto desesperada— este no había esperado ni unos segundos, su pene se había hundido en lo más profundo de mí, causando sensaciones un tanto dolorosas y placenteras a mi cuerpo.
Los movimientos acompañados por un buen ritmo—el cual estaba entre rápido y lento— hacían que me sintiera en el mismo palacio del sexo.
Podía sentir como su falo tocaba mi punto G y como lo hacía delirar de placer. Pronto el ambiente se había vuelto silencioso, solo existía espacio para nosotros dos y ese momento, las palmadas sonoras de su pelvis chocando contra mi cadera eran cada vez más seductoras, más sonóras, más fuerted. Nuestras lenguas enlazadas, saboreandose mientras nuestros cuerpos se fundían para convertirse en uno solo.
—¡Eres tan estrecha!—me había dicho Nicholas, mientras tomaba mis piernas y las juntaba a cada lado de sus hombros, aumentando el ritmo de las estocadas.
Por mi parte, había tenido una respuesta un poco diferente, solo podía gemir—y sentir — el placer que aquel encuentro cósmico hacia sentir a mi cuerpo. Los gemidos roncos de Nicholas hacían que los mios tomaran más profundidad.
Mis ojos no podian apartarse del pecho sudoroso de Nicholas, mis pupilas se encontraban atentas a los movimiemtos de su cadera. Todo el ambiente era excitante.
Cambiamos de posición cuando aquella ya se nos hacía un poco fastidiosa, podía sentirlo cada vez más en mi interior. Sentía como todo su ser se unía al mio para un propósito en común: el placer.
Jamás en mi vida había sentido aquello y por primera vez—y con ello repito, por primera vez—, podía decir que era grandioso. Sus manos se habían tensado alrededor de mi cadera y sus movimientos habían aumentaron considerablemente.
En algún momento había llegado a pensar que me podía romper con aquellos movimientos, con aquella pasión desbocada.
Juntos habíamos llegado al orgasmo luego de unas cuantas arremetidas más, Nicholas había salido de mi interior y había vertido en mi vientre su simiente.
