Capítulo 30

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—Sí

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—Sí. Se a lo que te refieres y lo entiendo, pero también debes saber que el tambien tiene algo de culpa, debió de explicarse mejor o siquiera buscarte y detenerte—toma un respiro—. No se cuales palabras se dijeron ese día, pero lo que se es que no se pueden echar las culpas uno al otro pequeña. En este justo momento solo deben apoyarse y pensar en el bien de ambos, no en lo mal que hicieron sino más bien en los errores que no deben volver a cometer. No desperdicies tu tiempo pensando tanto o sino este te comsumirá.

Sabía que se refería a lo sucedido con ella y mi padre. Según lo poco que me contaba, antes eran muy unidos. Estaban completamente enamorados, pero las angustias y problemas se habían hecho presentes y poco después—tan rápido—su matrimonio había fracasado.

Cuelgo la llamada y en ese momento abren la puerta y de esta veo a la pequeña Gia entrar. Esta al verme grita, pero le digo con una seña que no haga ruido. Esta me sonríe y con unos pasitos llega a mi lado.

—Tita—me saluda extendiendome sus bracitos.

Que tierna.

Le había agarrado un poco de cariño la pequeña y por lo visto, ella a mí. Sonrió y la cargo poniéndola en mis piernas.

—¿Que haces aquí?—esta mueve sus piernitas ajena a todo—. ¿Ya saludaste a papá?

Asiente—Sip, pelo tenia ganas de ver al Tito—gira hacia mi—. ¡Atemas volvisteeeeee! Tedia verte—su carita se vuelve triste—. Tito shoraba y shoraba por ti, ¿ahola dejada de shorar Tita?

Esto era muy duro, ¿cómo decirle qué no lo sabía? Ella era insconciente de todo lo que pasaba y no lo entendería. Siento como unas lágrimas resbalan por mis mejillas, Gia se da cuenta y me las quita con sus manitas. Se queda mirándome extrañada de mi actitud y luego sus ojitos empiezan a llenarse de lágrimas.

No, no, no.

—¡Oh pequeña no llores!—la abrazo—. Tito estará bien, te lo prometo.

—¿Te ilás otra vesh?—sorbe sus mocos—. No quielo que te vayash—me abraza fuerte y esconde su cabeza en mi pecho.

—No me iré pequeña—le doy un pequeño beso en la frente.

Me sentía como una mamá consolando a su pequeña. Gia había creado lazos muy fuertes conmigo en este corto lapso de tiempo. Y por lo visto, me quería un montón.

No tener una madre seguro era muy duro, crecer sin tener ese cariño caracteristico que solo te da la madre, era tortuoso. Claro, Gregory hacía bien el papel de papá y mamá. En verdad bien bien.

La empiezo a mecer, acariciándole la espalda y su lindo cabello. En pocos minutos sus bellos ojitos se habían cerrado y fué entonces cuando creí ver a un ángel. La coloco en una pequeña cama de estar y la cubro con una manta que estaba por la habitación.

Pruébame#1✔️ #PGP2024Where stories live. Discover now