Capítulo 26

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Mi corazón latía a una velocidad desenfrenada, las lágrimas caían de mis ojos algo ahogadas, mientras que algunos quejidos salían desde lo más profundo de mi ser

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Mi corazón latía a una velocidad desenfrenada, las lágrimas caían de mis ojos algo ahogadas, mientras que algunos quejidos salían desde lo más profundo de mi ser.

Quejidos de dolor.

Sentía como poco a poco mi mundo se caía justo en frente de mí y como yo no hacia nada para detenerlo.

El momento exacto en el que decidí salir de la cafetería no había tardado mucho tiempo, algunas personas me seguían con la vista atentamente, era obvio que estaba mal, era muy notorio.

Porque estaba hecha mierda.

Hecha mierda por todo lo ocurrido, por todas las emociones, por todas laa vivencias, por mi corazón estúpido. Por ello estaba destrozada y más.

Enterarme de todas esas cosas me había dejado atónita, ni yo misma sabía que pensar, mucho menos hacer. Aún no me cabía en la mente que Nicholas hubiera hecho todo aquello desde el principio, sobretodo porque lo notaba muy sincero.

Quizás era solo mi pensar. Estaba el hecho de que—obviamente—lo amaba y el simple hecho de que pudiera ser verdad, me destrozaba.

padre no se fué.

Las palabras de Stephanny se repetían una y mil veces en mi cabeza. Nada por dichas palabras, sino por lo absurdo que aquello sonaba.

¿Acaso tenía pruebas contundentes?

Era muy absurdo, su palabras y todo en general.  Mi madre jamás me habría mentido sobre un tema el cual me afectaba tanto todo este tiempo.

Tenía que estar loca.

No era duda alguna. Stephanny se había vuelto de un día a otro una espinilla en el culo, fastidiosa y sorpresiva.

¿Cómo sabía que no tenía padre?

Mi amistad con ella solo se había basado en eso, amistad. Nunca habíamos hablado de temas tan delicados o con gran magnitud. Entonces, ¿cómo podía ella saberlo?

Era algo estúpido, no. Algo inédito, sí. Seguramente. Algo increiblemente sospechoso y misterioso.

Mi teléfono anuncía la tercera llamada por parte de Nicholas, seguramente al haber tardado tanto desde que salí. Eran ya casi las dos de la tarde y había salido desde las diez del día. Era obvio que debía estar preocupado.

Suspiro mientras tomo un taxi en la esquina de la cafetería, sin importar las lágrimas que resbalaban por mis ojos, sin importar la gente a mi alrededor.  Doy la dirección del oarque acuático y en menos de media hora estoy fuera de éste.

Pruébame#1✔️ #PGP2024Where stories live. Discover now