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-Nos vemos, mi amor.

Minho se acercó para sellar sus labios en un beso apasionado, de esos que le robaban el aliento. Su perfume cítrico lo envolvió en un placer inolvidable, electrizando sus sentidos, desgarrando la excitación desde su vientre. Sintió aquellas manos acariciar su cintura, bajando por la curva de su cuerpo, apretando poco, restregando la reciente erección de ambos.

Se separaron para tomar aire, hambrientos de una ronda más. Hace unos minutos disfrutaron de hacer el amor como Hoseok tanto añoró. Ya no discutían más, siempre que Minho regresaba a casa eran desbordar amor. Veía por sus necesidades como antes lo hacía, lo trataba con cariño, parecían dos adolescentes enamorados, sin embargo, a Hoseok siempre le hacía falta Yeri.

La extrañaba tanto, era como si su razón de existir ya no estuviera más a su lado. Se sentía solo, a pesar del cariño de Minho, no tenía más las charlas largas y divertidas con su hija. Ganó el amor de Minho, pero perdió el amor de su bebé.

-Cuídate mucho.

Minho sonrió.

-Claro. Te amo.

-Te amo, también.

Un beso más, y Minho desapareció tras la puerta.

Era aquí cuando Hosoek se quedó sumergido en un silencio agresivo, solo escuchaba el tic tac del reloj sobre la pared de la sala y algunos cánticos de pájaros en el jardín. No deseaba ver la televisión, es por eso que se preocupaba por limpiar la casa meticulosamente para mantener su mente ocupada aunque todo se iba al caño cuando tocaba limpiar la habitación de Yeri.

Era curioso, desde pequeña le enseñó a ser ordenada y limpia, nunca se imaginó que Yeri tendría una obsesión por mantener todo en orden. Sus peluches estaban ordenados sobre su cama del más grande al más chico, su ropa doblada por colores en el buró, sus zapatos en sus propias cajas acomodadas en la esquina, incluso sus  colores, cuadernos, ropa sucia. Hoseok se sentía orgulloso por el trabajo de si pequeña, aunque le preocupaba el futuro de la misma.

Yeri no fue inscrita al preescolar porque Minho se negaba a pagar por una niña que no era su hija, tampoco podía hacerlo él mismo porque no tenía dinero. El dinero era limitado y su esposo siempre pedía las cuentas. Eso obligó a Hoseok enseñarle en casa, no tan bien como deseaba, pero al menos supo enseñar lo básico. El problema era que Yeri no interactuó con otros niños de su edad, le preocupaba que estando con Yoongi ella pudiera entrar en un dilema conociendo amiguitos.

Tendría que visitarla, no podía vivir más sin su presencia; si eso significaba huir unas horas de su cotidianidad, lo haría. Solo esperaba que Minho no se enterara de ello.




[...]





Yoongi observaba el sobre blanco en sus manos. Pasó un día desde que se realizó los estudios de ADN.

En ese tiempo que tuvo, permaneció nervioso. Reflexionó los posibles "que pasaría si...". Después de la platica con Taehyung supo que un hijo se ama cuando se tiene, se extraña cuando no, un hijo era muestra de responsabilidad, madurez, sobre todo de alegría. Aún no podía olvidar la risa de Yeri en su cabeza, la forma hermosa en que pintó de colores su alrededor con una cálida brisa golpeando sus mejillas.

Sí Yeri era su hija, daría un cambio total hacia sus objetivos futuros. Ya no trabajaría para darse lujos, no más salidas nocturnas de placer, no más silencio en su departamento. Si Yeri era su hija, trabajaría para darle una buena vida, para mantenerla feliz... Aunque no se sentía un padre listo pues estaba acostumbrado a ver por él mismo, ni siquiera sabía como atenderla, nunca planeó hijos, mucho menos una niña.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Where stories live. Discover now