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Pronto, Jimin notó la ausencia de su jefe por lo que pensó seriamente en partirse en dos para atender a los clientes en las zonas de verdes o pararse a cobrar en la caja.

No podía decirlo en confianza, pero detestaba que Joy apareciera de la nada llevándoselo a quién sabe donde. No tenía ningún problema con que saliera con aquella pelirroja... bueno, quizá sí, la chica no terminaba por caerle bien del todo; mas una cosa era el trabajo y otro lo sentimental, ya varias veces le tocó pasar por esas situaciones de emergencia. El problema ahora era que, debía cuidar de Yeri mientras tanto.

Tendría que partirse en tres. Joder.

Tomó la mano de Yeri con cuidado tirando de ella para que lo acompañara en la caja y así no se preocuparía mientras atendía a los clientes, el problema sería cuando tuviera que hidratar las flores de sol.



[***]




Cuando se dió cuenta, pasó sólo media hora, cuando sintió que el tiempo le cayó sobre la espalda. Eso al menos, le sonaba bastante bien.

Se encontraba limpiando algunas hojas sucias de los alcatraces, de vez en cuando se acercaba por el pasillo de las margaritas para ver si algún cliente necesitaba pagar, al mismo tiempo observaba con una sonrisa a Yeri, quién estaba tras su espalda con un pequeño pañuelo ayudando a limpiar.

Esa pequeña tenía ganado un lugar en el cielo. A pesar de tenerla bajo su responsabilidad, no le daba una pizca de problemas, se la pasó caminando a su lado, sostenida con fuerza de su mandil amarillo, siguiéndolo a pasos, observando con curiosidad, escuchándolo como si fuese lo más importante de su vida. Lo que daría por tener una hija así en el futuro.

Sea lo que sus padres peleaban en el presente, no debían repercutir con la estabilidad emocional de la niña, pues ella no tenía la culpa de que fuesen unos irresponsables, sobre todo, Yoongi, quién en un principio se inclinaba hacia el rechazo de una noble alma inocente, ahora que ya tenía resueltos sus cuestionamientos paternales resultaba que prefería largarse con Joy en lugar de aprovechar el tiempo con su hija, porque como decía la madre de Jimin: el tiempo pasa volando.

Jimin se asomó una vez más. Ahí, parada con un par de macetas sobre la caja, esperaba un señor de cuarenta años esperando a ser atendido. Apresurado, el rubio corrió hacia la caja para atender al cliente.



[***]




Era la sexta vez en el mes que entraba de nuevo al novedoso y famoso invernadero del que todo mundo hablaba. La verdad era que no le llamaba la atención entrar a una tienda de flores, le parecía una forma común de conseguir dinero.

Su visión cambió en el cumpleaños de su abuela. Las ideas sobre un regalo especial brotaban en su mente, pero ninguna le parecían merecedoras al gran amor y cuidado que recibía de aquella anciana. Cuando pasó por una tienda de joyas -cosa que deseó regalar, aunque por su escasez económico no puso regalar un collar de perlas-, observó frente a ésta un agradable olor que recordó el perfume de su abuela por lo que no dudó en acercarse para echar un vistazo y ver que tan sorprendente era.

Se tragó sus palabras cuando se encontró dentro de un hermoso invernadero, todo tipo de flores, de aromas y colores. Con curiosidad leyó cada uno de los pequeños carteles en los que daban información sobre las flores. Le pareció muy inteligente agregar el significado de las flores.

Jungkook se sentía dentro de un cuento mágico de hadas, donde las flores le rodeaban, casi imaginando pequeñas motas brillantes acompañándolo a su paso, aunque casi cree haber visto un hada pasar a su lado cuando se fijó en uno de los empleados del lugar.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Where stories live. Discover now