EPÍLOGO

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—¿Estás seguro de ésto?

Preguntó Yoongi tamborileando sus dedos por encima de sus muslos.

Estaban en medio de la habitación, Hoseok sentado en una silla frente a una mesa, había un espejo reflejando su débil sonrisa, detrás Yoongi apoyaba su mentón sobre su hombro.

—Seguro.

—Bien.

El pelinegro encendió la máquina en sus manos.

Hoseok cerró los ojos sintiendo como la máquina de afeitar daba unas pequeñas vibraciones por toda su cabeza. Sonreía cuando sus cabellos caían sobre su nariz cuando eran cortados provocándole cosquillas traviesas. Rió aún más tras ver a Yoongi colocándose unos mechones entre sus labios y la nariz como si tuviera un bigote.

—Quítate... Eso... No te... Queda.

—¡Hey! No insultes al señor mostacho.

Ambos soltaron una carcajada hasta que en la habitación solo se escuchaba el ruido de la máquina.

—Listo.

Hoseok abrió los ojos encontrando su reflejo sobre el espejo. La imagen no le horrorizó, mucho menos le entristeció, solo fue como si tomara un cambio de imagen. Su piel lisa sobre su cabeza le daban un aire aún más enfermo del que ya tenía.

Tras él pudo ver el rostro de Yoongi. Sus ojos rojos delataban la tristeza que amenazaba con desbordarse entre lágrimas. Le comprendía, un día fue un chico alegre, agitando sus cabellos castaños asentando su rostro lleno de vida y ahora solo quedaba un fantasma de ello.

La culpa de ser el causa te de tal tristeza le hicieron tomar un mechón de su cabello sobre su regazo colocándolo de forma graciosa sobre su calvicie.

—¡Pop!

Sonrío haciendo un sonidito gracioso, robándole así una risa a Yoongi.

—Qué feo te ves.

Hoseok hizo un puchero.

—Quizá... necesite más... cabello.

—O belleza.

Se volvió despacio para tratar de darle un manotazo a Yoongi, aunque el golpe llegó débil, casi como una caricia.

El pelinegro abrazó por la espalda al ahora calvo besando su cuello.

—Yeri se va a reír de ti.

—Mi bebé... no es tan... mala como tú.

—¿Una apuesta?

Los ojos de Hoseok brillaron. Yoongi vio por primera vez algo de vida en ellos.

—Quiero la cami... seta de fútbol... de la suerte.

—¡Oh no! ¡Eso si que no! ¡Es mi favorita!

Yoongi se cruzó de brazos.

—Gallina.

El pelinegro suspiró, rodando los ojos.

—¿Para qué la quieres? Ni siquiera te gusta el fútbol.

—Es de un... color bonito... además me queda mejor... que a ti.

—Bien— Se acercó a él, uniendo las puntas de sus narices. —Pero yo quiero la colección de tus muñecos Lego.

Hoseok gritó lo más fuerte que pudo haciendo reír a su pareja.

—Eso es... un golpe bajo... cariño.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Where stories live. Discover now