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Lo primero que vieron sus ojitos avellana cuando se abrieron fue el rostro plácido de su papi Hobi. Su pequeño corazón latió con fuerza de tenerlo ahí, a su lado. Era tan guapo con su cabello alborotado picándole la nariz, respirando suave mientras disfrutaba del perfume de su cuerpo.

Yeri estiró su mano en silencio, con su pequeño dedo índice acarició sus cejas, su nariz perfilada, sus labios y acomodó los mechones de su cabello para poder ver su rostro. Estiró un poco el cuello para darle un besito en la nariz y abrazarlo por el cuello. Estaba tan feliz de tenerlo de vuelta, durmiendo a su lado, después de tanto tiempo separados.

Estuvo a punto de dormir cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse. Era su papá Yoongi, quién le hizo una seña de silencio. La pequeña estiró sus bracitos, su papá la cargó entre sus brazos y salieron del lugar dirigiéndose a su cocina.

-¿Dormiste bien, princesa?

-Sí -Sonrió. -¿Papi Hobi se va a quedar con nosotros para siempre?

Yoongi tragó saliva acomodando a su hija en una silla especial cerca de la mesa.

-No lo sé...

Realmente no tenía una respuesta para su pequeña. Anoche se besaron y la sensación despertó en él, antiguos sentimientos que creyó olvidados en el pasado. Hace unos días estaba seguro que lo odiaba por haberle engañado y ocultado a su hija, mas ahora se sentía como un completo estúpido queriendo volver a sus labios y abrazarlo hasta perder la razón. Ahora mismo tenía un enjambre revolviendo en su pecho y estómago pensando que a cinco metros descansaba el padre de su hija, quién alguna vez fue el amor de su vida y por el que debía replantearse toda la conjugación en pasado para convertirlo en presente.

Mientras escuchaba a Yeri parlotear acerca de ir a la escuela, se propuso a preparar desayuno. Creyó en su instinto al preparar huevos fritos acompañados de tocino, fruta y jugo de naranja, que era lo que Hoseok desayunaba cuando estaban juntos.

Pensar en ello le detuvo de sus actividades por un segundo, no creía que aún tuviera presente algunos gustos del moreno, entre ellos estaban su fruta favorita, su devoción a la pizza, Sprite en lata y las rosas...

Las rosas rojas.

Tuvo un pequeño flash de sus recuerdos, aún revivió sus ojos clamando por perdón cuando lo echó de su departamento. Se sentía dentro de un torbellino sobre lo correcto y lo incorrecto puesto que, después de besarlo la noche pasada, sintió dentro de sí como si nada de lo pasado hubiese ocurrido, solo eran Hoseok y él.

-Papá...

Por supuesto, su hija también ¿Estaría dispuesto a perdonar y olvidar? ¿Olvidar todo? ¿Darse una segunda oportunidad?

-¿Qué pasa, princesa?

Preguntó mientras freía el tocino.

-Quiero ir a la playa ¿Podemos?

Yoongi pensó que era una buena idea tomarse algunas vacaciones, despejar su mente de todas las cosas que pasaron hace a penas unos meses, aprovechar el tiempo junto a Yeri.

-Ya veremos, pequeña.

Hubo un silencio donde solo se escuchaba el aceite crujiendo sobre la sartén.

-¡Papi!

Yoongi se volvió ante el grito de Yeri.

Hoseok apareció en su cocina usando un pijama blanco, su cabello revuelto como si un tornado hubiese pasado por encima. Sus ojos hinchados denotaban cansancio al igual que sus ojeras, su piel estaba casi pálida, sus labios resecos, encontrando uno que otro moretón en sus manos. Lucía bastante mal.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Where stories live. Discover now