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Jimin se encontraba ahora en el auto de Jungkook, sentado a su lado, sintiendo el calor emanar de sus manos entrelazadas, a pesar de estar a una temperatura baja dentro del transporte.

Ambos permanecían en un cómodo silencio.

No les molestaba a ninguno de los dos quedarse callados, observando las calles que transitaban, viendo a los transeúntes caminar despreocupados hacia sus hogares cubiertos de un manto de estrellas, esperando a que los semáforos pintaran de verde sus direcciones de vez en cuando.

Jungkook se deshizo de su chaleco azul, ahora luciendo completamente de blanco. La camisa blanca tenía dos botones abiertos, su cabello castaño ahora revuelto de tanto ir de un lado a otro, cargando a Yeri en su espalda. Sus ojos apagados clamaban cansancio, una chispa brillaba gracias a las suaves caricias que Jimin le daba con su pequeño dedo pulgar, dibujando círculos sobre su bronceada piel.

Fue un día a conglomerado de muchos sentimientos.

Por un lado, Yeri se la pasó a lo grande, disfrutando bocadillos, abriendo sus regalos con una enorme sonrisa, disfrutando de la compañía de los Kim, sobre todo de su príncipe, Jungkook, casi ignorando a Jimin. Por otro, estaba Yoongi, observando con un deje de tristeza la sonrisa sobre el rostro de su hija.

Jimin, junto a Jin y Taehyung, trataron de animarlo con alientos, acariciando la espalda encorvada, sentado sobre un sofá en el rincón de su hogar. La negatividad de la pequeña les tomó por sorpresa. No esperaban que la niña rechazara a su propio padre, aunque Jimin dedujo que Yeri tenía cierto rencor sobre él. Le preocupaba las ideas erróneas que Hoseok le haya metido en aquella cabecita.

Yeri no quería que Jungkook se fuera, por lo que Jin y Yoongi tuvieron que pedir el almuerzo a domicilio al ser tantos invitados en casa, tiempo que Jungkook aprovechó para darse a conocer como aquél que deseaba conquistar a Jimin. La interacción con sus mayores fue de maravilla. Se llevaban bastante bien, mucho para su sorpresa, era como si todos siempre hubiesen estado unidos como viejos amigos.

Los primeros en partir fueron los Kim. Yeri terminó dormida en los brazos de Jungkook, por lo que llegó su turno de marcharse no sin antes, darle algunas palabras a Yoongi, mismo que lucía deprimido.

Con el corazón en un puño, Jimin y Jungkook se fueron del departamento para ir al del castaño.

-¿Qué pasa por esa cabecita?

Le escuchó preguntar al conductor.

Jimin sonrió dando un apretón a la mano del chico a su lado para después suspirar.

-Estoy apenado por Yoongi hyung.

Jungkook suspiró al mismo tiempo que giraba el volante de cuero hacia la izquierda para entrar a la calle donde se ubicaba una zona residencial.

-Yo también. Aunque Yeri es una niña ahora, no es consciente del daño que le hace a su padre. Solo reacciona a memorias de corto plazo. Por lo que me contaste, debe sentir rencor por la manera en que Yoongi hyung la rechazó en un primer plano. -Jimin asintió. -Ya se le pasará. Es encantadora y con un gran corazón, solo hay que tener paciencia.

-El tiempo decidirá.

Complementó el rubio viendo como el castaño llevaba su mano hacia su boca para depositar un beso suave en el dorso.

-Así es bebé- Apagó el auto estacionado frente a una pequeña casa. -Ya llegamos.

Jungkook se bajó del auto para abrir la puerta a Jimin, quién agradeció el gesto y estudió la pequeña casa frente a él.

Era ya tarde, por lo que no pudo notar los detalles de la misma. Solo se encontró frente a un pequeño jardín con flores que olían delicioso, entre ellas pudo reconocer rosas blancas y rojas, girasoles, tulipanes y alguno que otro lírio.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora