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Los día pasaron demasiado rápido.

Yoongi nunca sintió que las horas avanzaban cuando de pasar tiempo con Yeri, se trataba.

Ser padre no implicaba solo admirar tu propia creación segundo tras segundo, sino que también se trataba de ver su bienestar. Es por ello que el pelinegro cocinaba el desayuno a primeras horas, preparaba un lunch cuando se iban al invernadero "Fresia", cuidaba junto a Jimin que la niña de sus ojos no desapareciera de su vista, llevarla a su departamento durmiendo entre sus pálidos brazos y besar su frente deseándole una buena noche. Ser padre no era para nada fácil.

En todo esos días, Yoongi se preguntó la ausencia de Hoseok. No hizo por visitar a su hija, llamarle o mandarle una señal de vida. Eso lo enfurecía ¿Cómo era capaz de olvidarse de su hija? No quería pensar que el maldito se largó con su esposo, abandonando a su pequeña con él. Por supuesto, no le importaba que lo hiciera, pues en sus manos estaba que no le faltara nada a Yeri, el punto era la irresponsabilidad ¿Qué padre abandona a su sangre para irse a follar a quién sabe cuántos?

La idea se formó en su cabeza, imaginando escenas candentes de Hoseok teniendo sexo con desconocidos.

No supo diferenciar su enojo por la irresponsabilidad o los celos.

-¿Papá?

La voz dulce de Yeri le hizo volver en sí. No se dió cuenta cuando apretaba con fuerza un pan para hacer un sándwich. Sorprendido por su propia acción, trató de sonreír para borrar la confusión en el pequeño rostro de su hija.

Su relación comenzó a ir viento en popa, al principio no hubo una conexión de palabras, sin embargo, su confianza creció muy rápido a tal grado de contarse historias por la noche, jugar a las cosquillas por todo el departamento, comer en un silencio cómodo, entre otras actividades que llenaban el corazón de Yoongi.

-Eh... ¿Quieres mermelada?

Yeri asintió varias veces, agitando su cabello.

-Bien.

Se acercó a su buró donde guardaba los enlatados, encontró la mermelada entre las aceitunas y frutas secas, regresó a la mesa bajo la mirada ansiosa de su pequeña, aunque no logró batirla en el pan, pues llamaron a su puerta.

Ding, dong

-Ding, dong -Repitió Yeri mientras jugaba con su peluche.

Yoongi sonrió mostrando su dentadura, acarició el cabello lacio de su niña y caminó a la puerta, limpiando sus manos con un trapo.

Abrió la puerta y la sensación que atravesó su pecho no le agradó para nada.

Joy estaba frente a él, su larga cabellera roja le hacía parecer tan guapa, ataviada en unos jeans, una blusa blanca y tenis.

En otro momento, se alegraría de tenerla a su lado, no lo pensaría dos veces antes de besar sus labios rojos y preguntarle sobre su día. Esa sensación le tenía bastante sorprendido pues, no entendía porqué ahora no tenía esa necesidad latente en su pecho ¿Porqué? Creyó que era porqué ahora su prioridad era su pequeña bebé, Yeri. Nadie más que ella, mas tenía una sensación culpable de apartar a Joy de su camino.

-Hola, bebé.

Joy se lanzó a sus brazos, atacando sus labios en un beso eufórico como siempre. Sintió sus dedos largos en su cuello arrastrándole hacia dentro mientras entendía que las cosas irían más allá de besos calientes.

-J-Joy...

Habló entre besos tratando de tomar la cintura de la chica para apartarla con suavidad.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora