15. Al borde del resfriado

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Me besa
Me está besando!!

Cierro mis ojos al sentir el contacto con su piel, con sus labios. Mi boca y la suya en perfecta armonía.

Me agarra de la cintura y me pega más a él, rompo el beso y fugazmente me siento a horcajadas en cima , pasa sus dos grandes manos por mi espalda.
.....
¡Encima de él y sin tanga!

Intento olvidar ese inconveniente y vuelvo a besarlo, esta vez el beso cambia, es diferente.
Es más intenso y pronunciado, me agarra de la cadera y me acerca más a él. Mi vestido se sube y me ruborizo al ver que también se le ha subido a él otra cosa.
Estoy encima de su entrepierna y solo nos separa una fina capa de elástico de su bóxer.

El beso sigue creciendo y el agua del jacuzzi no consigue saciar el calor que aumenta por segundos, sus manos recorren toda mi espalda y se dirigen al final de mi vestido, el cual inesperadamente saca por encima de mis brazos.

El agua queda por la mitad de mis senos y el vestido se hunde en el suelo del jacuzzi. Dylan deja de mirarme a los ojos y su vista se dispone a recorrer todo mi cuerpo, empieza desde abajo con ayuda de sus manos en ambos lados de mi cadera y va subiendo poco a poco hasta llegar a mis tetas.
Besa cada una de ellas y me mira pidiendo que me quite el sujetador.

Mis manos ágilmente lo desabrochan y se vuelven a colocar alrededor de su cuello. Hace una acción feroz e introduce uno de mis pechos en su boca, lo suelta succiona y lame; así con el otro también.
Jadeo y me inclino hacia atrás.
Mi sexo roza toda su entrepierna y suavemente muevo mis caderas encima de su miembro. Este se pone más duro y pide salir a la Luz.
Paro mis movimientos y gemidos en seco , al escuchar una voz.
Dylan se percata de los pasos y recoge el vestido del suelo.

Me pongo el vestido lo más rápido que puedo y nos sentamos cada uno separados en el jacuzzi.
Me acicalo el pelo e intento recobrar la compostura.
Intento desacelerar mi ritmo cardiaco y es ahí cuando se abre la puerta.

Actúa normal Sara

-¡Hola tía, me han dicho que nos estabais buscando!- dice Esther, la voy a matar.- ¿Nos vamos a mi casa ya?.

Esther no va sola también está Ryan, ambos están muy juntos, Ryan sostiene de la cintura a mi amiga y la otra se la mete por el bolsillo del pantalón.

- Hola chicos- sonrío sin enseñar la dentadura y se me forman dos hoyuelos a cada lado.- Si , salgo ya.

Me dispongo a salir pero la mano de Dylan intercepta el paso. Mi cara debe de expresar confusión , ¿Que hace?
Sale del jacuzzi y se dirige a un cajón que hay justo al lado de nosotros. Saca dos toallas, una la deja reposando en las escaleras y la otra la extiende con las manos.

- Sal ya- dice y me quedo exhausta. Subo las escaleras y con cada escalón siento más frío. Cuando estoy a su lado, se acerca más a mi, envuelve la toalla en mi cuerpo y coge la de la escalera para ponérsela él por debajo de la cintura.

Parece un Dios
Recorro la mirada por todo su cuerpo, me deleito en cada uno de sus perfectos abdominales y en su perfecta V.
Normal que tenga V , porque tiene el miembro...

Intento parar de pensar obscenidades y volver a la vida real, ha sido todo un detalle que me pusiera la toalla para que no pasase frío.

-Gracias Dylan- Tomo la toalla con ambas manos y me la pego a mi cuerpo.

- Sara, debemos irnos porque te puedes poner mala- es verdad, aunque sea verano es mejor prevenir que curar.

- Os podéis quedar a dormir las dos. Además, Sara se puede poner mala al estar empapada.- dice Ryan y mi cara de confusión lo dice todo. Miro a Esther y levanto ambas cejas, no se que opinara ella y que dirá Dylan, no quiero presionarlo porque, cada vez mis sentimientos hacia él son más potentes y me da miedo estropearlo.

- ¿A quién se le ocurre meterse al jacuzzi con vestido?- bajo la cabeza porque ambos me están mirando como si fueran mi madre y me sonrojo.

- Bueno, dejar ese tema. ¿Os queréis quedar?- la voz de Dylan se hace presente en la conversación, me ha librado de inventarme una buena excusa...¿ Porqué lo habrá echo?

Esther responde por mi- Por mi si , ¿Sara que dices?- me está dejando el peso muerto a mi, amiga mía mañana se viene sermón. Levanto la cabeza y la miro fijamente.

- Me da igual- respondo y Ryan sonríe.

- Perfecto, la gente ya se estaba marchando. Mientras Sara, cámbiate. Dylan te puede dar alguna prenda que se dejó mi madre.- la cara de Dylan se tensa al oír el nombre de su madre pero intenta contenerse respirando pausadamente.

- Si, acompáñame Sara- se dirige a la puerta y lo sigo.

- Sara, creo que esto es tuyo- dice Esther sonriendo. Me volteo para mirar lo que se supone que es mío y ella me da mi sostén. Mierda se me había olvidado. La cara de mi amiga es de plena diversión y Ryan intenta disimular pero se le escapa una risita.

- Ups- Rápidamente lo cojo y al volver veo como Dylan está sonriendo lujuriosamente. Lo miro sonrojada

-Venga vamos- digo y agacho la cabeza.

Salgo por la puerta antes que él y el sale poniéndose a mi lado. Ya no hay nadie en la casa, solamente hay dos asistentas de limpieza que están recogiendo el desastre ocasionado anteriormente.

Subimos por las escaleras y nos dirigimos a la última habitación. Es un vestidor enorme y lleno de perchas y cajones blancos vacíos.
Dylan se dirige al fondo y abre una puerta , ya que todo lo anterior no tenía puertas y era completamente visible, detrás de la grandiosa puerta se encuentra mas ropa que en todo mi armario.

- Solo se dejo esto, elige lo que quieras- Lo miro atónita.¿Solo? Madre mía

- Solo necesitaré una camiseta y un pantalón corto, gracias- me sonríe y sale de la habitación dejándome sola con la puerta cerrada. Me acerco al armario y contemplo toda la ropa.

Mis ojos se iluminan al ver tanta ropa lujosa y bonita. Seleccionó la camiseta más básica que hay, es una blanca de manga corta, con un bordado en la manga y unos vaqueros cortos negros.
Tardo 3 minutos en vestirme, la ropa me viene perfecta y me pongo unas simples chanclas para no tener que ir en tacones toda la noche, hace calor pero gracias a mi pelo húmedo se está muy a gusto.

Salgo de la habitación y busco a Dylan por toda la segunda planta. Abro las puertas conforme voy avanzando por el pasillo pero todas están cerradas, me acerco a una habitación y veo que está un poco entornada.

Abro meticulosamente la puerta y...

Déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora