25. Un mundo ideal

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El ruido estentóreo que tanto odio suena a las siete en punto, aunque a diferencia de la mayoría de días, hoy no me importa despertarme.
El otoño se hace presente y empieza a refrescar, sin embargo, mi suave pijama me acompaña hasta el aseo, para allí poder asearme y vestirme.

Con mil y un pensamiento en mi cabeza decido ir a desayunar para no hacer esperar a Dylan.

Últimamente me está sorprendiendo mucho su forma de actuar, con cada palabra que transmite me hace confiar más en él, y la verdad, no sé si eso es bueno o todo lo contrario.

¡Amar no da miedo!

Termino de ingerir dos tostadas, mi vaso de zumo de naranja y me dispongo a mandarle un mensaje a Dylan, informándole de que ya estoy lista.
Hoy no me importa llegar tarde, únicamente tengo un examen y es a última hora.

Salgo a la puerta y me encuentro a Dylan en su flamante coche, lleva una camiseta blanca y unos vaqueros ajustados.
Tiene un aire de chico malo que me encanta, tiene los brazos cruzados entre sí, encima de su pecho.
Lo visualizo y el posa sus ojos miel en mi rostro, tira la colilla del tabaco al suelo y se acerca sensualmente a mi.

No se si mi cuerpo ayer se quedó con ganas de más, y mi mente ha dado orden de atacar al buenorro macizo que tengo delante de mi.

- Hola, nena- Dylan se acerca hasta estar cara a cara.
No sé si debo darle un pico, abrazo, dos besos....
De manera que él toma la iniciativa y posa sus labios contra los míos, reaccionó ágilmente y el beso se torna apasionado y llameante.
Siento como las mariposas se agitan en mi ser y como las ganas de estar mucho más pegada a él aumentan, pero el corta el beso al rato.
No se cuanto tiempo llevamos besándonos pero se me ha echo diminuto y jodidamente exquisito. - Si que tenías ganas de verme-

Le apartó de broma y le sonrío pícaramente- Nah, no tantas- el suelta una carcajada y me pone la mano en la parte baja de la espalda, para acompañarme al coche.
Ya dentro del vehículo, arranca y me quedo pensativa. ¿Que pensarán las del instituto cuando se enteren de nuestra relación? ¿ Me querrán joder la vida las locas aficionadas a Dylan?

- Sara- al mencionar mi nombre me giro y veo que me está mirando intensamente, asiento para que siga hablando- ¿A qué hora tienes el examen?-

Intento recordar la hora exacta- A las 2:00 - al recordar el examen se me cae el mundo encima.

- ¿Estás nerviosa? , ayer te lo sabías muy bien, tranquila- sonrío al recordar nuestra noche estudiando. Al sonreírle sus ojos se iluminan y me fijo en sus brazos ligeramente bronceados y muy fuertes.

- Me lo sabía gracias a mi profesor- el sonríe mirando todavía a la carretera- Solo estudié porque él estaba muy bueno y no tenía otra razón para estudiar.- el alterna la mirada otra vez a mi y se muerde el labio.

- Menos mal que fuiste una alumna buena, te podría haber castigado- nada más pensar la escena, mis mejillas se sonrojan y desvío la mirada a la carretera.

El trayecto se pasa rápido y la tensión sexual en el ambiente es palpable. Ya puedo ver el instituto, pero cuanto mas nos acercamos, Dylan se desvía y coge otro camino, haciendo que me quede perpleja y algo confundida.

- Te has equivocado - dijo señalando la escuela.

- No- el sonríe y para en el stop- Vamos a un sitio que te quiero enseñar, tranquila, tienes tiempo de sobra para ir a tu examen-

Anonadada intento darle sentido a las palabras que acaba de pronunciar Dylan.
Miro hacia dónde se dirige, durante el tramo se va metiendo por un sendero apartado de la civilización y rodeado de rosas rojas y varias plantas muy bonitas, me deslumbra todo lo que veo.
Es precioso.

Dylan aparca entre dos arbustos y me señala que baje del coche.

- Ven, te quiero llevar a un sitio- se acerca a mi y me coge de la mano, me va guiando y me quedo atónita al ver tantas rosas rojas. A los tres minutos aproximadamente llegamos a un portal de una mansión.

La fachada se ve muy cara pero a la vez muy fina y recatada, saca las llaves y abre el portón.
Se pone detrás de mi y me tapa los ojos con sus manos- confía en mi- me susurra al oído.

Temerosa ya que no puedo ver, noto como bajo algunos escalones y ando un par de metros- Ya hemos llegado- me dice y desprende sus manos de mi rostro.

No se que decir.
Esto es... es hermoso.
Estamos en una cúpula transparente, el suelo es césped, no un césped rígido y áspero, sino todo lo contrario, es brillante y se nota que está muy bien cuidado.
La cantidad de cristales que forman la cúpula están totalmente llenos de rosas.
Se puede observar el cielo brillante y soleado, hay mariposas volando de todo tipo de colores, pero la más llamativa es una de color blanca y roja, también hay  una cascada artificial al final del todo.
Este recitó medirá como medio estadio de rugby, es... como estar en una película de fantasía.

Dylan carraspea y me giro para mirarle, se le ve tan feliz- Dime, ¿ Te gusta?- le miro y no se que decir, no tengo palabras. Me acerco a él corriendo y lo abrazo entre mis brazos, hundo la cabeza en su cuello y lo espachurro con todas mis fuerzas.

Me separo unos milímetros de él y le beso, le beso como si no existiera el mañana, como si algún día despertara y no volviera a verle.
Todo ha pasado tan rápido... que mi corazón late con más fuerza que nunca.

Me separo de él y le digo- Es...- tardó un segundo en encontrar el adjetivo perfecto- como tú.

-¿Como yo? - se ríe y me mira, su mira reluce y esta tan llena de alegría que parece que se vaya a desbordar.

- Jodidamente increíble- al decir eso su sonrisa se ensancha y parece quedarse sin palabras.
Mi mente me da vueltas,¿ He ido muy rápido?
Pensamientos confusos comienzan a aparecer por mi cabeza al notar que él parece estar mudo.
Pero al minuto me toma en brazos y me da vueltas como si de una niña se tratara.
Repentinamente me dice una cosa que me deja muy exhausta.

- Te quiero.-

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