32. A punto de estallar

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A continuación que suba Sara Linton...

Los aplausos se escuchan de fondo cuando subo al escenario del salón de actos a recoger mi diploma y mortificar el momento en una foto.

Parece irreal que vaya a ir ya a la universidad.
Que me vaya...

Sonrió para la foto y en menos de un minuto me estoy agarrando el vestido para bajar por donde acabo de subir.
Por dónde acabo de dejar un periodo crucial de mi vida, en el que he tenido buenos y malos momentos.

Cuando llego a mi asiento lenvanto discretamente la cabeza para encontrarme con esos ojos tan similares a los míos y que hace una hora me han destrozado en pedazos...

- Cariño, estas preciosa- dice mi madre mientras me está sacando una foto- A tu padre le hubiera encantado estar junto a nosotras en días como estos.

Noto como se sacude la lágrima solitaria discretamente y como finge una estar perfecta cuando habla de él. Esta últimas semanas se han pasado volando entre tantos exámenes y tengo la mente sobresaturada de tanto estrés.

- Gracias mamá- dice y se acerca a mi lentamente para ponerme un collar de oro con un rubí rojo a juego del vestido y los tacones

- Era de tu bisabuela, llévalo hoy y en tu próxima graduación, eh- aparta la vista del collar y la clava en mi- Voy a echar de menos todo esto.

Su voz apenada hace que me ponga alerta.

- ¿Echar de menos, el que?, si es por mí, te dije que vendría a visitarte siempre que pueda.

Ella crea un espacio más grande entre nosotras, se acicala el pelo para ponérselo detrás de las orejas y hacer que su cara se quede despejada.
Tiene menos ojeras y parece estar más feliz que en todos los años de viudedad, además me confesó que tenía novio hace semanas y últimamente siempre que habla de él, solo dice cosas buenas.

- Hija, como te vas he estado pensando en vender la casa y.... mudarme con Tomas.

No se que hacer
No se que decir
¿Va a dejar esta casa llena de recuerdos por un hombre? ¿ Un hombre que ni conozco? ¿ Va a continuar su vida sin consultarme si me parece bien? ¿ Me parece bien?

- Debería habértelo dicho antes pero.. - No le dejó continuar y la interrumpo.

- ¿Cuando me lo ibas a decir? ¿ El día de antes?- la ira inunda mi ser y retrocedo un paso para crear aún más espacio - Eres flipante.

No soy consciente de que ya a terminado el acto y la gente se está levantando, mi madre viene hacia a mi y me sonríe ampliamente.

-Bueno yo... ya me voy a ir , pásatelo bien en la fiesta y lleva cuidado, por favor- le sonrío e intento olvidar lo que siento actualmente y lo que me ha confesado hace un par de horas.

- ¿Cuando voy a conocerlo? - Las palabras brotan de mi antes de pensarlas. Ella me mira boquiabierta- Digo, si te vas a ir a vivir con él, al menos hazme saber quién es y preséntamelo.

- Yo... vale... no me esperaba eso,pero mañana si quieres podemos ir a comer con él y sus hijos a un restaurante.

- ¿Ti-Tiene hijos?- me tiembla voz - ¿ te has juntado con un divorciado?. JA , solo falta que esté en paro y te toque mantenerlo también.- la desaprobación es notoria en mi voz y ella me fulmina con la mirada.

- No es momento para hablar de eso, además el siempre me dice que son súper educados- suelto una carcajada- ya hablaremos, diviértete.

Me da un beso en la mejilla y la miro mientras camina hacia la puerta de salida.

Siento unas manos en mi cintura y me giro bruscamente.

- Ey nena, soy yo- su voz me relaja y dejo que mi corazón se funda entre sus brazos- ¿ Estás bien?- dice y clava sus ojos en los míos.

-Yo... mi madre , bueno un jaleo.

No me apetece contarle ahora mismo la historia de la vida amorosa de mi madre a mi novio y opto por besarle para serenar mis dudas y sanar lo que siento.

Dylan esta semana ha estado más distante que de costumbre, siempre que le llamaba estaba ocupado y el mensaje del otro día me hace sospechar.
Soy una idiota porque seguramente he malinterpretado el mensaje de su hermano, además hoy vamos a ir a una discoteca, de manera que no creo que pueda hacer una fiesta si el no está en ella.

Sara estás loca, ¿Porque desconfías?

Corto el beso y sonrío cuando me da un besito en la nariz - ¿Vamos para la fiesta?- dice mientras me enseña las llaves de su nuevo Mercedes y levanta las cejas.

- ¡Vamos!- le doy la mano y me doy la vuelta por donde ha salido mi madre.

Dentro del vehículo me paro a pensar en el porque mi madre querría dejar atrás su vida y sus recuerdos, mis recuerdos.

¿No he sabido darle felicidad cuando más lo necesitaba?
¿No he sido buena hija?
¿No he echo lo que debía?

Las inseguridades vuelven a mi al recordar como eran mis pensamientos en mi infancia y la mayor parte de la adolescencia.
Desde pequeña mi padre me regañaba por tener una autoestima tan baja y dejarme llevar por lo que los demás comentaban de mi físico o personalidad...

- Si no soy médica no conseguiré nada en la vida y les habré decepcionado.
- Si no adelgazo mi mami no me va a dejar comer más comida y no voy a poder ir al Burger.
- Tengo que adelgazar, ser guapa y delgada como mis amigas.
- No puedo ir vestida muy suelta porque mi mami no me querrá tanto.
- Tengo que comportarme como los mayores creen que debe comportarse una niña buena y educada.
- No puedo decir ni una palabrota o mi abuela no me querrá.
- Tengo que adelgazar para que mi familia no diga que "estoy de buen año"
- No me puedo maquillar porque eso es para los mayores.
- No puedo salir a jugar hasta muy tarde porque no soy así, yo debo de quedarme leyendo o estudiando.
- No debo de hacer deportes de riesgo porque me hago pupa y mamá se enfada.
- Las chicas no juegan con los chicos y a cosas de chicos.

No.
No he echo nada de malo en dejar atrás esos pensamientos, esa no era yo, era ella a través de mi.

Mi cabeza me da vueltas al saber que he decidido seguir antes los consejos de mi padre que los de ella.
¿Normalmente no es al contrario?
Quiero olvidarme por hoy, quiero enterrar mis pensamientos y parte de mi pasado. Esa parte insegura y enferma que ha llegado a hacer cosas de las que uno no se alegra...

Al quinto chupito el dolor se disipa y viene el placer...
Un placer que aumenta con el sexto y el séptimo.
Un placer que me hace dar una carcajada de alegría al saber que Esther ya va por el octavo cubata.

Un placer que se pregunta...
¿ Y Dylan?

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