Capítulo II

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Doppo se demoró mucho más en llegar hasta el apartamento pues se quedó conversando con Inohue, pero para cuando llegó se encontró con Hifumi esperándolo acostado en el sillón y semblante triste y de inmediato se tiró en sus brazos.

—Doppooo~ —se quejó su amigo—. No me dejes por ella̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴̴~

—¿H-Hifumi? Ah... te cambiaste la ropa —el rubio ya estaba utilizando su usual pijama y su personalidad ya había cambiado a la habitual—. ¿Por qué dices eso?

—Porque se llevaban muy bien, nunca te había visto interactuar tan confiado e interesado en una mujer, ¿es porque ella es beta?

Doppo suspiró y trató de alejarlo de él, cuando Hifumi lloraba solía desprender una leve cantidad de sus feromonas, aunque si lo pensaba bien, el rubio siempre desprendía su característico olor a miel con limón cuando dejaba que sus emociones lo controlaran. Doppo ya debería estar acostumbrado, pero su instinto de alfa seguía reaccionando a él.

—¿Qué tiene que ver que sea beta? Hifumi, creo que estás malentendiendo las cosas. Nunca me viste interactuar con una mujer así porque no podía hacerlo en tu presencia, ahora yo solo trataba de ser amable con ella y nada más, tu mismo me dijiste que te había estado ayudando mucho en este proceso. Eso es todo.

—Doppo~~ te conozco desde siempre, estás interesado en ella, no puedes engañarme.

—Hifumi, no es como que...

—No me importa, solo... no me dejes.

Doppo volvió a suspirar y lo abrazó de vuelta, en ocasiones así dudaba de que Hifumi tuviera la misma edad de él, pero suponía que era en parte por su instinto omega que siempre necesitaba buscar consuelo y sentirse protegido y acompañado. Y él no sabía si era su lado alfa o simplemente el cariño creado a través de años de amistad que quería otorgarle lo mejor.

—No digas tonterías, no podría dejarte, dudo mucho que uses el traje las 24 horas del día. Mientras me sigas necesitando estaré aquí.

Hifumi se reconfortó al estampar su nariz en el pecho de Kannonzaka y percibir el sutil aroma a menta y a rocío de la mañana. Un pensamiento pasó por su mente en ese instante, tal vez estaba siendo demasiado egoísta, sabía de que, si se lo pedía, Doppo se quedaría a su lado para siempre, pero si hacía eso no estaría pensando en la felicidad de su amigo, y no podía hacer aquello.

Precisamente por esa razón fue que empezó a invitar a Inohue más seguido a comer al departamento que compartía con Doppo, también se enteraba mediante mensajes de textos o notas en la mesa de la cocina de que él no llegaría temprano a casa, aunque a diferencia de antes que era debido a las horas extras en su trabajo, era para juntarse con la mujer. Hifumi no era imbécil y presentía que dentro de poco las cosas se formalizarían entre los otros dos, y a él no le tocaba más que aceptarlo. Si su amigo era feliz, él también.

Un día de fin de semana decidieron beber en casa y compartir un rato juntos, desde ya unos meses que no tenían una instancia así y los dos lo extrañaban. Compraron licor y comida y se sentaron en el piso de la sala de estar como en los viejos tiempos, la charla se animó bastante, Doppo había disminuido en cierta medida su nivel de ansiedad y pesimismo, se le veía incluso más relajado e Hifumi estaba seguro de que era gracias a la influencia de Inohue. Había ciertas personas en el mundo que tenían la capacidad de ayudar a los demás y generar cambios en ellos, y parecía que la beta era una de ellas.

—Dime Hifumi, tu eres la persona que puede que más me conozca en el mundo —habló de pronto con tono serio el hombre de cabello rojizo.

—¿Qué sucede Doppochin~?

Miel MentoladaWhere stories live. Discover now