Capítulo XX

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Si la pareja creía que todo iría bien para su nueva relación amorosa con el nuevo asenso laboral de Kannonzaka y el nombramiento de Hifumi como el host número de su club, estaban muy equivocados. El éxito en sus trabajos demandaba mucho más tiempo que antes y los dejaban agotados tanto física como mentalmente. Las veces que se encontraban en el departamento compartido se volvieron casi nulas; incluso Doppo llegaba solo algunas noches a dormir, pues tenía que viajar a otras regiones de Japón a supervisar directamente y no siempre alcanzaba a tomar el último shinkansen hacia la capital, por lo que se le hizo común el tener que buscar lugares donde pasar la noche y volver directamente al día siguiente en el tren más temprano y llegar directamente a la oficina para seguir trabajando.

Por su parte, Hifumi se sentía mucho más presionado, debía mantener una apariencia perfecta, mucho más cuidada que antes y tener la fortaleza mental para enfrentar noche a noche a todas las mujeres que se le abalanzaban encima. Lo peor era que se había convertido en la estrella del club al que pertenecía debido a la gran cantidad de alfas que iban a verlo, era aterrador ver como esas mujeres libraban batallas de superioridad fuera del club para poder ganarse el tiempo de estar a su lado aunque fueran diez minutos. Como siempre, Izanami seguía siendo quien se encargaba de los quehaceres del hogar, al menos eso lo relajaba y alejaba de las aterradoras experiencias nocturnas que vivía a diario. Aunque seguía extrañando la presencia reconfortante de Doppo.

Un día Hifumi despertó cubierto de sudor y con la respiración entrecortada, buscó desesperado su celular y se fijó con preocupación en la fecha, su celo había llegado y él no se había acordado los días previos para comunicárselo a Doppo y que su ¿novio? le llevara los supresores como de costumbre. En ese momento ya no había nada que hacer salvo mandarle un mensaje y contarle de lo ocurrido. Se suponía que los inhibidores los tomaba constantemente como medida de protección y anticoncepción debido a su relación, pero el último tiempo se habían visto tan poco que el rubio había sugerido dejar de consumirlos para que su cuerpo no sufriera el abuso excesivo de hormonas, lo que le pareció correcto al alfa. Aunque claro, sin la constancia de los inhibidores el celo se hacía más irregular como en esta ocasión y aparecía sin necesariamente estar en la fecha.

Mientras tanto Doppo uno de esos escasos momentos de tranquilidad en su trabajo, estaba al día con el papeleo y parecía que por fin luego de mucho tiempo no tendría que hacer horas extras; se preguntaba en qué momento había decidido aceptar el ascenso si no se veía una mejoría en sus condiciones de trabajo, por el contrario. Supuso que era solo el mérito de ser jefe de alguien y no pertenecer al último escalafón de la empresa, además si le tomaba tanto tiempo hacer su trabajo significaba que no lo estaba haciendo del todo bien y debía seguir mejorando. Pero eso sería otro día, en esos momentos solo quería tomar sus cosas al término de la jornada laboral e irse para su casa a descansar.

Aún era media mañana cuando Doppo se levantó por un café como excusa de un descanso, no quería que nadie supiera que ya había terminado con su trabajo de lo contrario le atiborrarían con más. En la sala de descanso sacó su celular para matar algo de tiempo y que pareciera que seguía haciendo algo cuando recibió el mensaje de Hifumi.

El alfa asalariado corrió prácticamente de vuelta a su oficina y dijo que debía reunirse con unos clientes de forma urgente y que lo más probable era que no volviera y tuviera que ausentarse de la ciudad, con su nuevo status poca gente le preguntaba detalles de lo que hacía fuera de la oficina así que aprovechó eso para escaparse. Bajó hasta la oficina de Jakurai-sensei y todavía nervioso por lo que había visto entre la pareja destinada allí dudó en tocar la puerta, pero Hifumi lo necesitaba.

―Adelante ―escuchó que daban el permiso luego de tocar la puerta y entró. ―Doppo-kun, ha pasado un tiempo desde la última vez que te vi, ¿todo bien?

Miel MentoladaWhere stories live. Discover now