Capítulo Final

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Luego de la reconciliación, Hifumi tenía los ánimos por las nubes mientras que Doppo sentía el peso del mundo en sus hombros. Ambos habían acordado de que la mordida se llevaría a cabo cuando los dos tuvieran su celo al mismo tiempo, y según la planificación eso sería dentro de unos cuantos meses más. ¿Pero qué son unos meses de espera cuando has esperado toda la vida para enlazarte a tu ser destinado?

Durante ese tiempo Hifumi habló con el gerente del local en el que trabajaba, pues de alguna forma podía perjudicar su trabajo y de ser necesario él renunciaría. Pero la verdad era que a las clientas no les importaba la condición de Hifumi en cuanto a marca se tratase, muchas de ellas también estaban enlazadas de esa forma e iban al local por diversión y no de una manera romántica; por lo que no habría problemas en que él trabajar con su marca orgullosa en la nuca.

Incluso para los días previstos en que llegaría su celo pidió días libres que sin duda la concedieron. Doppo por su parte también estaba intentando hacer que esos días se los concedieran, incluso tuvo que llegar al extremo de hablar con la encargada de recursos humanos y recordarle de sus vacaciones no tomadas y que la empresa le debía más días de los legalmente permitidos. Y claro, que en último momento pensó que si nada de eso funcionaba tendría que usar su voz de alfa y ocupar su legítimo lugar en la compañía como el heredero Kannonzaka que era.

Aunque también había pensado en que si a Hifumi le iba mal en su charla con el gerente sobre seguir trabajando, él tendría que dejar su puesto de trabajo como un simple asalariado y tendría que hablar con su tío para ascender como correspondía. No era que le hubiera gustado hacer aquello, pero la situación financiera le convendría más al igual que no tendría un jefe que lo explotara laboralmente. Y solo venían más y más beneficios mientras más pensaba el asunto, solo que él ahora por fin se estaba sintiendo cómodo con su trabajo y de no ser necesario no utilizaría aquello. Sería como su as bajo la manga en cualquier caso.

De todas formas Doppo tenía otras cosas que invadían su mente, ya había ido a visitar a Jakurai hasta el cansancio para pedir consejos y desahogarse, pues tenía miedo de hacerle daño innecesario a su pareja. Era bien sabido que lejos de la idea romántica de la marca y enlace entre alfa y omega, la mordida que generaba este vínculo era sumamente dolorosa y necesitaba cuidados luego de la realización. Doppo leyó cuanto artículo encontraba al respecto, todo en busca de consejos y datos para hacerla menos dolorosa para el omega.

Al final lo único que parecía disminuir en algo el dolor de los omegas al ser mordidos era el placer que paralelamente el alfa les estaba haciendo sentir. O sea que, quedaba en manos de Doppo encargarse de ello, lo que solo le sumaba más y más presión al alfa que prácticamente rogaba para que ese momento no llegase nunca; y no era porque no quisiera pasar el resto de sus días con Hifumi, sino que su personalidad pesimista le decía en su mente que lo mordería tan mal que el rubio se arrepentiría en aquel momento y ya no podría separarse nunca más.

Hifumi de todas formas conocía la preocupación de su alfa y trataba de hacerle entender que a él no le importaban esas cosas, que soportaría el dolor feliz para luego enseñar su marca orgulloso de tener a su alfa destinado y que este fuera la persona de la que siempre estuvo enamorada. Doppo cuando lo escuchaba sonreía y por unos instantes la preocupación desaparecía, hasta que volvía a hacerse presente en su mente y comenzaba el ciclo de nuevo.

Los días comenzaron a pasar y decidieron que no tomarían supresores ni inhibidores cuando les llegara el celo, pues eso haría que su sensibilidad aumentara y era menos probable que sufrieran con la realización del nudo y de la marca. Algo muy lógico el dejarse llevar por la naturaleza, claramente, e Hifumi tenía la esperanza de que Doppo también se dejase llevar en esos momentos.

Una noche Hifumi llegó más tarde de lo habitual de sus compras y se encontró con Doppo ya en el departamento. El omega había calculado que tendría el tiempo preciso para cambiarse de ropa e ir a su trabajo de host, pero ver el estado en que se encontraba su pareja le hizo tomar su celular y llamar al host club para disculparse por tener que tomar sus días libres con anticipación; antes de que su jefe pudiera contestarle solo colgó y apagó su teléfono.

Miel MentoladaWhere stories live. Discover now