Capítulo IV

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Hifumi se asomó por la puerta y se encontró con que la esposa de su mejor amigo y el hermano de ella estaban abrazados de una forma bastante cercana para solo ser hermanos. La voz de Hifumi los alertó y se separaron de inmediato y sonrieron al verlo.

—Hifumi-kun, que sorpresa ¿cómo estuvo la reunión con Kannonzaka-san? No pensé que duraría tan poco.

—Inohue-san, sí, ya me despedí de él porque tenía que venir a trabajar. ¿Qué haces tu aquí?

—Oh bueno... —Enji, el hermano de Inohue pasó una mano por el aun plano estómago de la beta y sonrió orgulloso, como si el hijo fuera de él. —Vine a comentarle la noticia a mi hermano, supongo que Kannonzaka-san te habrá comentado, ¿no?

—Pues sí, felicitaciones —reaccionó Hifumi y tratando de aparentar emoción que no sentía en ese momento—. No pensé que serían padres tan pronto, sobre todo ya que tu eres beta, Inohue-san.

—Hemos sido bendecidos, no necesitamos ser compañeros destinados ni forma vínculos como con los omegas, nuestro amor es más que suficiente —sonrió la rubia—. Ahora si me disculpan, iré a encontrarme con mi esposo, fue un placer verte Hifumi-kun. Espero que ahora sí aceptes nuestras invitaciones a cenar en casa.

—¡Claro! Tenlo por seguro —Izanami le dejó espacio para que pasara por la puerta acompañada de su hermano.

Mientras entraba en las duchas sintió que volverlo a ver no fue tan terrible como pensó, pudo controlarse bastante bien y camino a su trabajo decidió que, si ya había aceptado ese amor no correspondido y seguir a su lado como amigo, lo mejor que podía hacer era seguir allí; especialmente en un momento tan importante como este. Mientras comenzaba a trabajar decidió que debía volver a hacerse presente en la vida de Doppo.

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Las llamadas volvieron a hacerse frecuentes entre ellos y si bien el tiempo disponible para juntarse volvía a estar en sus contras, la amistad seguía allí. Y el único dañado era Hifumi, o eso creía.

A diferencia de como creía Hifumi que Doppo se comportaría en relación a su nuevo rol paternal, lejos de estar ansioso o estresado por ello, se veía distante y preocupado, pero no por el embarazo en sí, sino que por las actitudes de su esposa. En más de una ocasión el asalariado le había confesado que veía un comportamiento raro en ella, que le decía que debía cumplir con horas extras o que saldría por allí con amigas, pero se la encontraba en otras partes diferentes o no llegaba hasta altas horas de la madrugada. Doppo creía que eso no le haría bien ya que estaba en el primer trimestre de embarazo y que debía cuidarse mucho, pero a Inohue no parecía importarle mucho; excepto cuando decía que debían contarle a la familia.

Hifumi al conocer de tantos años a Doppo sabía que la familia Kannonzaka era un tema delicado en la vida de su amigo y no se sorprendió cuando supo que no habían sido invitados a la boda. Ahora no entendía por qué tanto interés en Inohue de inmiscuir a los Kannonzaka en el matrimonio y tampoco tenía conocimiento de qué tanto Doppo había confiado en ella para contarle la historia familiar, aunque por lo que podía percatarse, no era mucho.

—Hifumi, sabes que los betas no cuentan con feromonas y por lo tanto no tienen un olor propio o maneras de marcar a otra persona, ¿cierto? —le preguntó el de cabellos rojizos.

—Si, es el rasgo más característico de ellos, todos lo saben, ¿por?

—Bueno, eso no es del todo cierto. Todas las personas de por sí cuentan con un aroma propio que es muy sutil, y en el caso de alfas y omegas se intensifica mediante el desprendimiento de feromonas, por eso es que nos parece que los betas no cuentan con un olor propio, pues estamos acostumbrados a los fuertes olores. Y además, un beta si puede marcar a una persona y reclamarla suya.

Miel MentoladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora