Capítulo VII

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—Inohue-san —murmuró Doppo en cuanto la vio, casi de inmediato Hifumi se colocó detrás de Doppo mientras temblaba al ver a la mujer. Quería defender a su amigo, pero sin su traje no podía ni siquiera mirarla a la cara.

—Kannonzaka-san, Hifumi-kun, no se preocupen, solo vengo por mis cosas y me iré. No esperaba encontrarlos aquí.

—P... por supuesto que no... que no puedes seguir... seguir viviendo aquí. —Murmuró titubeando el omega escondido, haciendo que la espalda de Doppo amortiguara toda su voz.

—¡Hifumi! No seas descortés. —Doppo se adelantó y se acercó hasta la mujer que había fingido amarlo para usarlo. —Inohue-san ¿quieres que hablemos?

—D-Doppo~

—Hifumi, ¿por qué mejor no nos esperas fuera? O puedes salir a dar una vuelta en tu coche nuevo, yo te llamo.

El rubio tragó saliva y asintió, no era mucho lo que podía decir en contra de la situación, su presencia ahí era más un estorbo que ayuda por tener ese pavor a la fémina. Salió revolviéndose los cabellos y mordiendo su labio inferior, podían pasar miles de cosas en su ausencia durante la reunión de su amigo y la víbora manipuladora; nada le decía que ella podía mantener la promesa, y su amigo ya engañando con anterioridad podía volver a caer en sus garras.

Hifumi se sentó derrotado en la pared del frente de la puerta del departamento que seguía con la etiqueta de Kannonzaka y esperó fuera en caso de escuchar cualquier cosa fuera de lo común o que se demoraran mucho en la conversación que tendrían. ¿Y qué pasaba si Doppo seguía teniendo sentimientos hacia Inohue? No, era obvio que seguía sintiendo cosas por ella, no era fácil superar su situación de un día para el otro, por eso el miedo se apoderó de él, de perderlo de nuevo.

Incontables escenas de reconciliación pasaban por su mente y sentía que le iba faltando el aire en ese momento, debía controlarse estando en un lugar público, si bien a esa hora del día la zona residencial contaba con pocas personas, debía tener cuidado de soltar sus feromonas, las cuales solían atraer de inmediato a mujeres alfas. Lo peor que podía pasarle en ese momento era tener un encuentro no deseado de ese tipo.

Y nervioso y sin poder aguantar más se puso de pie y la puerta como sincronizada con sus movimientos se abrió, dando paso a la beta que salía con... ¿expresión de tristeza?

—Hifumi-kun, esta será la última vez que nos veamos.

El rubio saltó retrocediendo un paso por instinto y se quedó congelado hasta que Inohue desapareció dentro del elevador, solo allí se atrevió a entrar para encontrarse con Doppo sentado derrotado contra el sofá de la estancia.

—Hifumi, ¿ha pasado algo que tienes a tus feromonas vueltas locas? —habló sin siquiera mirarlo.

—¿Eh? No, no realmente, ¿se siente así? Solo estaba nervioso, ¿qué han conversado? —de inmediato fue a sentarse hasta su lado, quería abrazarlo y consolarlo, pero debía mantener el máximo de distancia.

—No tienes que estar nervioso, hemos terminado definitivamente. Incluso ella se ofreció a hacerse cargo del abogado de divorcio, así que solo debo firmar cuando llegue el documento.

—Lo siento, Doppo-kun.

—No tienes nada de qué preocuparte, supongo que no iba a funcionar de todos modos —por fin lo miró a la cara, mas sus ojos estaban oscurecidos por su alfa interior—. Tu celo debe estar por llegar pronto, Hifumi. Desocupemos lo que podamos por hoy y vamos a buscar tus medicamentos.

—¿Mmh? Creo que está previsto que llegue la próxima semana.

Doppo se levantó antes de que Hifumi lo tocara y fue hasta su habitación para empacar la ropa y otros objetos personales, Izanami olfateó su alrededor y su ropa y creyó que no era tan notorio su aroma como para que su amigo le dijera eso, tal vez había soltado algunas feromonas mientras estaba fuera pero no era nada fuera de lo habitual. De seguro que Doppo exageraba. Entendiendo que pudiera necesitar su espacio y por eso su actitud, Hifumi fue hasta la cocina a guardar las cosas.

Miel MentoladaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ