Día 16: "Fantasmas"

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En cuanto pusieron un pie fuera de sala del cine, ambas mujeres se sintieron con un peso menos de encima y pudieron respirar aliviadas de que todo aquello hubiese acabado por fin.

Realmente ver una película de terror ellas solas no era una gran idea, menos gracias a que ambas de cierta forma sabían que algunas cosas místicas sí que podían ser reales, claro no tal como lo dictaba aquella película a la que habían entrado donde un fantasma hacia posesión del cuerpo de animales para poder cobrar su venganza así como calmar la sed de sangre con aquel con quien habia pactado. Pero, el asunto de las posesiones era algo bastante habitual en París desde hacía unos años atrás, y aunque no fuesen exactamente lo mismo sí que tenía una horripilante similitud que logró poner los nervios de ambas al límite.

Alya era la más calmada de las dos en esos instantes, estando consiente de las cosas y de que realmente debían temerle más a los vivos y a los posibles akumatizados que a cualquier ente espectral que pudiese aparecer frente a ellas, y se podría decir que de cierta forma había disfrutado la película más de lo que ella misma espera. La razón de su alivio al salir del recinto era simple; por fin podía sentir su mano.

A ojos de Alya, Marinette podía ser una persona increíblemente valiente así como amable, que no se dejaba pisotear por nadie pero nunca buscaba pasar por encima de los demás. Recordaba que en el pasado su mejor amiga se había atrevido a enfrentarse a uno que otro Akuma para que dejara en paz a personas inocentes, siendo arrastrada en los problemas durante el camino.

Por un tiempo, pensó que Marinette a lo único que podría parecerle tener miedo era al rechazo y quedarse dormida a pesar de poner al menos cinco alarmas para poder empezar el día, pero pronto descubrió que ella realmente no era fan del cine paranormal.

Algo que le causaba bastante gracia, considerando en la ciudad donde vivían. Marinette era una persona que podía dar un pequeño brinquito si alguien comenzaba a murmurar algo sobre algun ente o fantasma, cosa que después de un tiempo entendió que esto se debía a su abuela, Gina.

Gina era una mujer realmente increíble que compartía muchas cualidades con su amiga, sólo que la abuela de esta era alguien mucho más atrevida y que era capaz de lanzarse a los riesgos más impresionantes con tal de vivir una nueva aventura. En una de esas aventuras, cuando Marinette tenía apenas cinco años de edad, la mujer la habia llevado a explorar ciertas zonas de las catacumbas de París, donde para desgracia de ambas, terminaron separadas y perdidas por un par de horas, dando a relucir que en realidad lo despistada que podía ser Marinette era otra cosa que tenía en común con su abuela.

Marinette recordaba aquello como una experiencia borrosa, pero sin duda aterradora, donde su mente infantil comenzó a jugarle bromas con respecto a la realidad y observando seres que realmente no estaban ahí, o eso era lo que ella decía para convencerse de ello. Después de ese evento tan particular, Gina cambio en cuanto al trato de Marinette, buscando eliminar un posible trauma e intentando ser una abuela excepcional para su pequeña nieta.

Aun así, se podría decir que las cosas ya estaban asentadas.

A pesar de que ambas fuesen prácticamente mujeres que recientemente se habían independizado, Marinette tenía aquel miedo dentro de sí. Razón por la cual decidieron ir a ver aquella tan afamada película de terror, pues según su amiga en algun momento tendría que superarlo y terminar una película de ese género por completo. Y sí, lo había logrado, podía ver en su rostro como se mostraba orgullosa ante su hazaña.

Aunque el precio a pagar había sido su mano.

― No estuvo tan mal ¿Verdad? ― preguntó la morena, abriendo la puerta del complejo de departamentos donde Marinette ahora residía, dejándola pasar antes que ella.

Mucho marichat en mayo [Miraculous Ladybug][Drabbles/Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora