ғᴀʀᴍ ʙᴏʏ || ᴋ.ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ || 『ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ』

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"No, no lo soy", mi voz temblaba.

"¿Qué quieres decir con eso?"

Negué con la cabeza, aunque sabía que ella no podía verme. Estaba todo mal. Se suponía que debía quedarme aquí hasta que Taehyung llegara el momento de abandonar el país. No funcionaría si me fuera antes que él.

"Probablemente es el shock que te hace hablar gracioso", pensó en voz alta, "Has esperado este momento todo el tiempo, ¿verdad?"

Ella tenía razón. Había esperado tanto para el día en que pudiera volver a mi carrera. Pero el día llegó más temprano de lo que esperaba. El momento estaba todo mal.

"¿Cuál es la noticia con Dahye?"

"Realmente no puedo quedarme mucho tiempo, Ara. Mi teléfono se está volviendo loco con la cantidad de llamadas que recibo. Te prometo que todo saldrá bien una vez que llegues. Enviaré un auto para que te recoja esta noche"¡Adios Querida!"

La tarde transcurrió como un borrón y pronto la oscuridad se había calmado. Los aldeanos se reunieron frente a los de Taehyung para despedirme. Con toda honestidad, realmente no quería irme. Pero no les dije eso, tenía demasiado orgullo.

Finalmente, llegó el auto y me puse cómodo dentro. Mis ojos se movían por todas partes como si intentara memorizar el pueblo antes de irme. En un abrir y cerrar de ojos, dejé atrás el pequeño pueblo que me había escondido bien durante los últimos dos meses.

Lo siguiente que recordé fue que el conductor me despertó. Di unos pasos torpes fuera del coche, todavía aturdido por el profundo sueño en el que había estado durante la mayor parte del viaje.

Delante de mí había un complejo de apartamentos familiar. Se sentía extraño de pie frente al edificio después de no haberlo visto durante años. Pasamos por las puertas giratorias y entramos en un vestíbulo con una tapa brillante. Me froté los ojos para permitir que se adaptara al ambiente, ya que contrastaba con la oscuridad del exterior.

Diez minutos más tarde, habíamos subido en el ascensor y ahora esperábamos frente al apartamento de Miyoung. Después de un timbre de la campana, abrió la puerta de manera tan viscosa que estaba preocupada de que pudiera salirse de sus bisagras. Era como si me hubiera estado esperando justo detrás de la puerta.

"Ohmygoshfinally!"

Ella me agarró por los hombros y me dio un fuerte abrazo. Mis fosas nasales fueron tomadas por el fuerte perfume floral con el que estaba tan familiarizada. Ella rápidamente apartó al botones y me arrastró a su salón, nuestros zapatos chocaron contra el brillante suelo de mármol.

"¡Tengo tanto que decirte! Ni siquiera sé por dónde empezar".

Ambos nos hundimos en el sofá de cuero marrón. Ella ya me había preparado una taza de té que con mucho gusto acepté. La pequeña mesa de café de cristal estaba llena de periódicos, revistas, su computadora portátil y su iPad. Miré el artículo de noticias que estaba abierto en la pantalla de su computadora portátil. Se lee, La verdad sobre la chica de oro de Corea . Debajo de la fotografía había una foto de Dahye.

"¿Qué tal si empiezas explicando qué le pasa a ella?"

Echó la cabeza hacia atrás mientras dejaba escapar una risa bruja antes de juntar sus manos como un malvado cerebro de una película.

"Esa niña está en aguas profundas ahora. Le da su derecho. Entonces, básicamente, lo que ocurrió fue la semana pasada que su padre fue acusado de todo tipo de fraudes corporativos. Desde la evasión fiscal hasta la manipulación de las cifras de ventas".

Eso me hizo casi ahogarme con el té.

"Mi reacción exactamente. Quién sabía que el hombre de negocios más respetado del país tenía un secreto tan sucio. Resulta que todo el trabajo de 'caridad' que realiza es simplemente la obra de los medios de comunicación. Todo es falso".