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Una lumbre aconsejóme
en mis sueños tantas veces
que no duermo ya, no sueño yo.
Ni vivo ni muero, y duele.

Soy dos.

Dos muñecas hendidas,
y mi ego,
muerto ora muchas veces,
vuelve y vuelve a la vida.
Econorlomesal
Ego sufres más de lo que vives,
crías hatos de alacranes
en tu mente y sonríes,
y comes, y creces,
del veneno que recibes.
Y mueres. Y vives.

Quién te entiende.

A lo universal me remito
para asimilar tus caprichos,
aquese anhelo de hondura, de pozo.
Aconsejóme una lumbre
en mis sueños: Pisa tierra.

Yo trato.
Pero tú, tú no aceptas remiendo,
ni reparo, ni compón.

Aquestas plumas de otoño ©Where stories live. Discover now