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Y estas nueve vidas hallarán corazas mejores,
oh seguridad, oh templanza,
hallarán guaridas y espacios de tiempo
desde donde escudriñar la dulce faz.
Qué plumas estas que se empeñan,
hasta el borde de lo conocido,
hasta el culmen del empírico sol,
basta que llore su labio
para que universales humores rugan
y un sismo de naturaleza intangible
arrope el orbe, que es suyo.

Nueve vidas he vivido donde el llanto me precede
nueve caminos, sin designios benditos,
pero este que ahora vivo,
el de hoy,
nada debe, nada muere por deber,
nada hiere sin testigo,
nada y nada.
Esta vida solo duerme.

Y se expande.

Aquestas plumas de otoño ©Where stories live. Discover now